Nunca sabrás quién fui es la constatación de cuán cerca está la fusión entre una aparente ficción y la realidad aparente. ¿Es la vida que vives un stage agradable, o por contra la búsqueda normalizada de un estado que no llega? Tal vez el autoengaño soportable de la esperanza que se trabaja o se sueña. Cada cual lo sabe, o así lo cree…

¿Hasta qué punto somos una realidad dentro de una ficción absoluta cuya aplastante fuerza universal nos reduce a la duda más extrema?

Las sorpresas que nos regala diariamente la vida cada vez menos cotidiana demuestran que si esto es un déjavú, la ficción se fabula en nuestra mente como tal, para luego sentir un click y pensar, no sin acierto:  esto ya lo he vivido. Entonces se confirmaría con sensaciones encontradas la sospecha de que formamos parte de una historia escrita por otros.

Una reseña basada en una consigna diferencial.

Le prometí a Salvador que iría hasta el fondo. Por respeto a los cinco años que dedicó a esta estupenda y cuidada obra. Le insté para realizar un trabajo de exigente análisis estructural. Así lo haré en cada libro que me autorice trabajar y den por supuesto que me esforzaré para conservar ese derecho.

Un entramado difícil de asimilar incluso para la mente más preparada.

¿Y si llegado el momento en que ese autor llamado providencia decide que es el momento? ¿Y si nuestra presunción de descubrir la gran verdad: ser reales viviendo una vida real y siendo actor en unos acontecimientos aparentemente cotidianos, es una mera ilusión?

¿Y si por contra, la ilusión hace un giro repentino, llegado el momento de la gran revelación, en cómo ves el mundo cuando has desfondado tus reservas energéticas y la pasión ante lo que anhelabas se desvanece?

En Nunca sabrás quién fui Salvador Navarro obra el prestigio y comparte con nosotros el compromiso de salvar al protagonista. Prestidigitador por derecho propio porque consigue el cuadre de todos los elementos e intenciones, que no es fácil. Significatividad lógica y psicológica de esta obra que se nutre de la literatura norteamericana del siglo XX, el Psico-thriller, la novela romántica, la novela de acción con algunos tintes que crean el efecto mágico, de ciencia ficción en ese complejo linde con la realidad que analizamos aquí.

Hay latente en el modo de organizar la historia una esencia 2.0.

No existe una manera de leer la obra a medias porque de desconcentrarte en una lectura vaga y ausente, la desorientación argumental la experimenta el propio lector por escanear más que leer atentamente. La realidad nos exige estar concentrados en las tareas que realizamos. La pérdida del detalle…

¿A qué conduce? …Al fallo.

Lógicamente. Y los fallos por desconcentración conllevan consecuencias. ¡Noooo se me asusten ustedes! En esta inteligente obra, los fallos los detectas al instante y como mucho retrocederás una o dos páginas hasta encontrar la pista en que tu conciencia estaba conectada. La cuestión:

¿Es la realidad que percibes realidad propiamente o ficción?

El compromiso que asumas en la concentración puesta en el contexto total y la capacidad para discernir las dimensiones realidad-ficción dirán si puedes o no ayudar a Álex. No es lo mismo leer que mirar, no es lo mismo ver que mirar. Como tampoco lo es creer que saber, ni pensar que reflexionar. El Mago va por delante. Disfruta el número, el resultado puede ser equilibrado. No leas la obra tratando de desvelar el truco ni permitas que esa idea te desvíe del camino. Tal vez así lo encuentres antes cada giro que acontece.

De repente el éxito es relativo, como el amor, los deseos, las aspiraciones y el propio sentido de la vida. Verdaderamente la vida en blanco y negro.

Es importante administrar los descansos en la vida intensa para dilucidar con claridad qué parte de nuestra mente actora se encuentra en los lineamientos de los hechos y cuando se rompe el sincronismo y se trabaja en una dimensión distinta. Nos puede ocurrir a todos.

¿Habéis probado de permanecer en niveles de concentración extremos y ver como te pasan tres días por encima sin dormir y exprimiendo el cuerpo a todo pistón?

Álex tiene edad y fuerza para tolerar esa intensidad. Afrontar el éxito deseado de un modo distinto al percibido produce un dolor paradójico. Iréis descubriendo por qué a lo largo de esta apasionante trama.

El éxito es un camino cuya orientación debe beber de más de una fuente motivacional para, llegado el momento, ser disfrutado con el alma. Todo lo demás es efímero.

Cuando has desprovisto a tu interior de la magia vital de la ilusión y la energía que ponen color a la realidad, esas pequeñas señales que te apartan del camino son sutiles en exceso y te pueden escapar. Son los pequeños ángulos muertos o caminos paralelos aparentemente reales los que llevan al sujeto a dudar sobre su situación real, o lo que es peor…

a estar en la plena creencia de vivir la realidad por el hecho de percibirla. Fundamentalmente la creencia de verdad no es más que la subjetiva forma de relacionar lo que así se entiende como tal. Por eso dos personas pueden enfrentarse a muerte en defensa de la verdad, sin ser por ello falso en el terreno de los hechos. Ambos creen poseerla.

Vivimos a tal velocidad, dada la sofisticación de la sociedad digital, que es fácil no recordar en qué momento nos desviamos de nuestra senda. Recibimos demasiados inputs cada minuto. Mantener la concentración a niveles de la era analógica en que el tiempo discurría a 24 frames -fotogramas por segundo- es más que una exigencia, una entelequia para las generaciones actuales, que van a 60-120 fotogramas por segundo. Antes todo era más simple. No había una realidad multicanal como ahora en que lo “real” y lo “virtual” nos desbordan. Esperen ustedes como se instale pronto el Metaverso…

Tan marcadas por los efectos, las urgencias y la confusión que genera la realidad virtual más perversa, yacen en un extraño limbo existencial nuestros jóvenes.

Se disfrace como se quiera. Es palpable una incipiente indefensión de los currículums oficiales, paradójicamente cada vez más inermes ante las injerencias de la gestión descontrolada de la realidad tecnológica en los momentos de consolidación del aprendizaje concentrado.

Arrancando de la adicción a las plataformas y redes sociales por parte de muchos adultos, esos modelados patológicos inciden en los más jóvenes.

Unas aplicaciones que escapan más a su comprensión que a la habilidad de su manejo. Comportamientos y momentos atencionales de bucle corto, hacen cada vez más difícil dirimir un diagnóstico de hiperactividad de la mera adicción a la espera desesperada de la próxima notificación en redes.

¿Realidad o ficción?

O la confrontación en tiempo real de ambas que diseccionan el modo de comprender la realidad entre la masa crítica y la sociedad tecnológica pasiva, que se limita a seguir el ritmo de quien marca la oferta y establece los cauces condicionados de la ilusión de la demanda.

Y es que Álex Panelas y las personas que le acompañan en esta trama que ha decidido escribir son, en suma, reales…Aunque podrían ser ficticias. Tal vez ambas cosas.

De hecho es difícil discernir si los protagonistas satelitales van a una velocidad superior a la suya, con lo cual y como se demuestra, pueden ir por delante, o a una marcha lo suficientemente lenta como para adelantarse en el punto en que Álex se pasa de frenada, como también se demuestra. Silogismo fáctico que confirma eo tempore, hasta qué punto es difícil afirmar, de primeras y a la ligera, en qué dimensión nos encontramos.

Nunca sabrás quién fui es algo más que un experimento literario. Es pura meta-literatura. El autor lo prueba y lo mejora.

Es la constatación de que el Mago, aventurero en ya varios estilos literarios de los que ha salido victorioso, ha ensayado el truco y ha logrado el prestigio. Avalan esta afirmación todos los medios de comunicación que han reseñado esta delicatessen multi-registro y lo han tratado con respeto y gran consideración. Dentro de la humildad de esta casa aún en proceso de construcción, me adhiero al parecer de quienes refrendan a Salvador y a su obra.

El creador de la meta-historia deja que el personaje discurra en la certeza de que domina los acontecimientos y que es protagonista determinante en el devenir de sus aventuras y desventuras. De hecho logra su objetivo.

Lo mejor de todo y ahí está la gracia, es que con esto no estoy diciendo nada.

El gallego Álex Panelas, con toda la impronta de su juventud, su talante emprendedor y su cultura, decide y ejecuta para salvarse una huida hacia delante. Su situación familiar y la certeza de que poco hay que esperar en su pueblo natal, le inducen a poner en valor su futuro y no queda otra…

¡Es el momento de conquistar la gran ciudad!

De repente y una vez en Madrid, se siente algo decepcionado por una rutina que nunca hubiera sospechado en sus más aguerridas aspiraciones al estrellato como escritor.

Así es que trabajando en una revista digital de ultraizquierda, un singular encargo de un artículo entorno al chavismo en Venezuela le crea un compromiso ineludible.

Entre la amenaza y la promesa del progreso que estaba esperando, una misteriosa mujer millonaria procedente de Venezuela le propone un singular pacto. La cifra que la abonan por cumplirlo y la no posibilidad de rechazarlo le llevan a realizar una prospección relámpago de la ciudad de Sevilla. Un entorno que el autor conoce a la perfección, como demuestra hacerlo de los otros dos escenarios principales: Nueva York y la ya mencionada capital.

Álex va a disfrutar hasta el último céntimo de la generosa paga que recibe por realizar la misión que se le encomienda y entre tanto, como escritor ambicioso que es, se propondrá elaborar una novela a partir de la realidad que viva desde los hechos que acontezcan con tan singular encargo.

Sevilla, Dan y Patricia esperan. Charo, Silvia, Germán entre Sevilla y Nueva York, las visitas de encierro con Teresa y el anhelo profundo de Estibaliz. Entre tanto, amores de tiempos pasados y actuales ocuparán la intensa vida en la ciudad del protagonista en los mejores restaurantes, cafés y coctelerías más emblemáticas. ¿Qué diremos del enigmático Rufo, Aurora o Martin?¿Qué hay de real y de ficticio en todo?¿En qué medida Álex Panelas comprende lo que vive y vive lo que entiende? ¿Y la relación con Marga, su manager editorial? Una ejecutiva con capacidad para ponerle en vereda ejercerá una singular influencia en el modo de organizar los hechos que rigen los ejes de la novela dentro de la novela…O tal vez algo más.

Escenarios atractivos.

La forma de presentar los entornos de acción de Salvador Navarro en Nunca sabrás quién fui invitan a visitarlos. Belleza, incluso en lo bizarro. Precisión y exactitud con los matices diferenciales que implican, descripciones compensadas que no saturan y una excelente guía turística para el viajero.  Descubres cuán español puede ser Nueva York, los lugares más encantadores de la ciudad de Sevilla y Madrid, así como los centros de interés de la movida cultural, el ocio y la marcha.

Perfiles diseñados con esmero.

En cierta ocasión hace quince años tuve ocasión de leer una carta que un investigador académico le dirigió a su colega de letras Ian Fleming, creador del Agente Secreto británico del MI6. Me impactó de forma súbita y os explicaré el motivo.

El profesor le preguntó a Fleming por qué con conocimientos similares sus escritos académicos jamás fueron más allá del ámbito de la cultura de las universidades, mientras que Fleming tuvo éxito a nivel mundial.

Y éste le respondió que centraba sus argumentos en los Chacras. Empatía con el lector y su naturaleza humana al máximo nivel. Las personas somos sensaciones, pasión, emociones, sexualidad y naturaleza orgánica, de manera que la estrategia en la creación de personajes, así como el hilo conductor de la historia, deben ser fieles a nuestra esencia y a nuestra naturaleza. Esa es la clave de la conexión:

Y Salvador Navarro lo borda en todas sus obras, como es ahora en Nunca sabrás quién fui:

El diseño de los personajes se basa de forma fidedigna en el hecho de que  hablan, son y sienten por el modo en que lo hacen quienes viven en función de su procedencia, esencia, cultura y circunstancias.

Ahí reside la magia paralela de este libro, porque hay dos. La estrategia narrativa y la complejidad de los personajes. Personas que viven con intensidad diría insana, en una realidad que para ellas es normal. ¿Algo que tal vez anhelan quienes viven aquejadas por la falta de encanto de la normalidad? Tal vez. Ahí reside la paradoja.

Se puede hablar de la sexualidad de forma poética y embellecer, se puede frivolizar y ser realista sin faltar y se puede ser vulgar, circunstancia que nunca ocurre. Los personajes son personas sofisticadas en un mundo actual que nos guste o no, va al hilo de los resortes que mueven a la humanidad, como lo es desde el amanecer de los tiempos:

Dinero, sexo y poder.

El éxito es relativo. Depende de cómo lo enriquezca el ser. Si  basa su vitalidad y sentido en el personaje, el ser puede quedar a la espera de la eterna gratificación. Algo así le sucedió a los malogrados y célebres actores Peter Sellers y a Robin Williams cuya consigna principal era destacar por hacerse suyos los papeles hasta el extremo y ser capaces de adaptar cualquier registro en tiempo récord. Robert De Niro ha gestionado esa habilidad de una forma más saludable. Saber entrar y salir del personaje, y entre tanto, reencontrarse a si mismo como base de sostenibilidad ontológica. En cambio, los referidos Sellers y Williams, procedentes de exigentes escuelas de formación artística, sufrían auténticas depresiones cuando no tenían un personaje en que integrarse.

Sin un Inspector Clouseau, Mr Chance, por parte de Sellers, o de un Doctor Sayer, Profesor Keating o Patch Adams, los vacíos entre papel y papel se hacían insoportables.

El espacio entre el no ser que se hace ser y el encuentro más duro y despiadado con el ser del que se huye. Todo en un complejo juego de tiempos en que la realidad se alarga en exceso y la ficción como motivo de vida discurren fugaces y despiadados. Al final, siempre desnudos y al descubierto, la eterna espera de un ser que no apareció porque se había desvanecido la memoria de su sentido y su significado.

Los personajes que intervienen en la obra están tan bien perfilados que gozan de la categoría de personas, aunque sean ficticios, ojo, que replicables en la realidad.

¿Entendéis el juego? En Nunca sabrás quién fui asistimos a un espectáculo. Es mejor dejarse llevar que resistir porque el prejuicio puede hackear la mente del lector. Por este motivo…

Escribir bien representa un triple mérito:

1-No es tan sólo querer y ponerse a tirar líneas. Requiere una base de excelencia formativa y una concienzuda labor de preparación.

2-Los egos impiden contemplar la realidad en sentido extenso e impiden al autor salir de su propia percepción, lo cual limita las posibilidades de la mejor intención y aburre cuando se detecta. El observador social vs el mero afán de impresionar como objetivo limitante.

3-Si fuera fácil, lo haría cualquiera.

Un horror vacui o vacío de implementación interna que no resulta ajeno en Álex Panelas. Así era cuando los días de necesaria recuperación por los estragos realizados discurrían en una suerte de parálisis funcional rindiendo por debajo de su capacidad, sobrepasado por la dificultad para asimilar los hechos que vive. Jornadas y semanas sin que su personaje emprendedor en busca de la novela perfecta pudiera tomar conciencia activa para movilizar los hechos y dirigirlos al terreno objetivo de su proyecto literario.

Cuando converso con mis amigos en nuestras profundas charlas les refiero un poco a Bore y a las/los excelentes escritores/as que nos están acompañando en viviraltiempo.com como la curiosa referencia entre runner y corredor, entre lo genérico y lo auténtico.

En una realidad que ha creado la falsa percepción de que escritor lo es cualquiera por el mero hecho de publicar, los Escritores con sello lo son por naturaleza y por la diferencia que marca quienes le siguen, una carrera de resistencia continuada con repetición del éxito y el modo en cómo se establece esa conexión especial autor/a-lector/a.

En el momento en que tras una serie de tribulaciones y éxitos, el Mago  nos sitúa ante un espejo. La clave de Nunca sabrás quien fui radica en la capacidad para generar interés y no soltar. Tanto en la línea principal, el eje de la historia y la novela que escribe Álex, ocurren cosas como revelaciones, nexos y pistas.

Hemos llegado a una fase  de nuestro desarrollo, lo que se puede interpretar de dos formas: somos historia dentro de una historia superior, o vivimos en un extraño sincronismo interno-externo en un juego cruel y a la vez interesante. Nuestra percepción pivota dubitativa en momentos en que la mente percibe de forma confusa la realidad como una ilusión y viceversa. Es el shock que se produce cuando descubrimos que una ficción que se auto-percibía como realidad, es una realidad ficticia.

¡Os doy la más sincera bienvenida al mundo de la meta-literatura, terreno que Salvador ha demostrado gestionar con visión, valentía y categoría!

Personalmente, el aspecto clave a la hora de reseñar una obra es su perfil autoral.

Al no estar obligado como reseñador y promotor a la aceptación de analizar cualquier obra, uno puede permitirse observar la correspondencia que pueda existir entre la persona que se muestra en medios como la radio, la televisión y las redes sociales, el personaje e inferir quien hay realmente en el fondo.

Si la distancia entre el personaje y los valores públicos que lo hacen atractivo y la persona real que hay en el fondo es inexistente, nos hallamos ante un perfil transparente que invita a interactuar por su autenticidad.

Este es mi parámetro a la hora de solicitar a un/a autor/a la autorización para reseñar su obra. Si es posible, que al tiempo y respetando los tiempos lo acaba siendo, hacer una entrevista motivada y basada en la tranquilidad que como reseñador y divulgador te confiere dicha autenticidad. Al no depender de esta actividad ni haberla diseñado en el futuro para vivirla agriamente al albur de autorías ególatras y sobreactuadas, la mayor suerte que puedo disfrutar estriba en lo difícil que es equivocarse.

No puedo con los autores egocéntricos. Con ellos sólo hay una vez y sólo  lamento no darme cuenta demasiado tarde cuando eso ha acontecido.

La magia de las obras multi-estilo de Salvador Navarro estriba en el compromiso que asume a nivel sociológico, profesional y de transferencia de la experiencia en el trabajo de adaptación a sus insight literarios y que aplica con destreza a sus visiones. Esos regalos que nos hace de vez en cuando… y que duren.

Salvador es serio. Y mucho. A la vez risueño si el momento y las personas que le envuelven así lo sugieren. Es humilde pero sólido. Sensible y sensitivo. Muy inteligente, rápido de pensamiento, organizado y con autoridad para manejar temáticas, contextos y personajes que no son otra consecuencia que su experiencia convertida en realidad, en ficción o en el caso de Nunca sabrás quién fui, en ambas cosas. Formación, viajes, cultura, valentía, inconformismo y a la vez, un ingrediente que sólo puede sobrevivir cuando se replica aparición tras aparición, año tras año por perseverancia:

La autenticidad.

¿Recuerdas la cara que le queda a Ricardo Darín en el clímax de la genial producción Nueve reinas?-2000. Dirigida por Fabian Bielinsky-

Con Nunca sabrás quién fui, -Editorial Algaida-la vas a reproducir en varias ocasiones. Y lo que es mejor, sin tener que esperar al final. Ni mucho menos. Con esto, pareciendo decirlo todo, no digo nada, ya que nos encontramos ante un Mago cuyo manejo de los registros, los perfiles y la gestión de las dimensiones realidad-ficción rozan lo perverso.

¡Si no has leído Nunca sabrás quién fui, esta es tu ocasión!

 

Nunca sabrás quien fui. De Salvador Navarro. Primer acto.
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Web de Salvador Bore Navarro.

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¡NUEVO LIBRO! Y SI APARECE…

Si ya has leído: Nunca sabrás quién fui, te presento la nueva obra de Salvador Navarro:

Disponible en formatos de tapa blanda, dura y digital e-book.

 

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