Inauguramos la sección Cartas a personas especiales. Una línea personal, directa y respetuosa de contactar públicamente con personas que concurren por ese abierto y apasionante mundo de internet y de quienes siempre tenemos cosas que aprender…¡Y que compartir! Porque tengamos presente y será una constante: recibir y compartir. Dos verbos que conforman el concepto de riqueza en el ámbito del conocimiento. La conciencia trascendente. Internet la ha multiplicado cuánticamente y solo hemos empezado.

Definir a una persona especial es a priori sencillo:

Nos apasiona entrevistar a personas que ejercen su profesión en el ámbito de diversas especialidades y que por su capacidad de sacrificio, carisma y solidez, aportan valor añadido a la sociedad con una particular capacidad para transformar la realidad ¡Listo, conseguido y sin ofender!

A la atención del Profesor de Oratoria Fernando Miralles.

Hoy nos dirigimos a Fernando Miralles, un joven de 28 años que tiene en conocimiento como mínimo el cuádruple. Profesor, escritor, comunicador y empresario, vocacional en todas ellas, que ya es decir.

Hace una semana cayó en mis manos su libro: Descubre el arte de hablar en público, Editorial EmprenBooks.

Y lo leí ¡Tres veces! Una para contextualizar, otra para marcar puntos y la tercera para disfrutar de haber integrado ¡Habrá una cuarta!

Desde el presente escrito hago público el motivo por el cual he decidido promocionar la obra en una primera fase, aunque fundamentalmente, el eje es su persona.

Bien es cierto que hará cosa de un mes tuve el placer de ver un primer vídeo de usted. Y después siguió el resto de su bagaje. Algunas personas nos apasionamos con ese camino que es constante transitar. Aprender sin parar ¡Es infinito! Hay quienes dicen que las personas mediáticas interpretan personajes. Y me pregunto:

¿Cuánto dura un personaje ?¿Qué hay de malo en un personaje si transmite conocimiento positivo y valores? ¿Realmente es fácil mantener el rol?¿Y si esa faceta es el modo que permite que los lectores y usuarios aprendan y se diviertan?

Aunque si le echamos algo de sentido y profundizamos en el fundamento de todas ellas, internet está abierto para que cada uno de sus detractores empiece su propio trayecto y acabe confirmando justamente lo contrario: nadie que llega a millones de personas lo hace porque resulte indiferente. Hay quien se ofende. Son tiempos para ello.?Veo a Fernando Miralles, en sentido híbrido, entre la persona y el personaje: un interesante juego en que la ganancia se mantiene por valor, lleve o no, traje o corbata.

Lo más constructivo es analizar su realidad, observar sus recorridos.

Entre todos los perfiles mediáticos destaca en las personas inquietas que les dan soporte, independientemente de su ámbito de presencia social, al menos uno entre tres rasgos comunes: la visión anticipada. Luego vienen aspectos como la resiliencia y al final, el estilo. No todos los especialistas en internet tienen el mismo tamaño de seguidores, ni de Comunidad. Lo realmente relevante es el compromiso recíproco en la relación. Normalmente este último se toma como parte por el todo en el análisis y viene la sentencia: es un personaje. Nada más lejos de la realidad. En caso de duda, la memoria de internet les suele favorecer porque ahí están los vídeos y los acontecimientos para validar que esos vaticinios se han acabado cumpliendo.

Como ya dije, si esa es tu percepción, solo son personajes, inténtalo.

Personalmente prefiero aprender de ellos y desde esta sección, llegado el día en que el tiempo se lo permita y lean esta carta, con ellos y ellas. Por este motivo y sin ánimo de herir susceptibilidades, vengo en llamar esta sección: cartas a personas especiales. Para disfrutarla, tanto como el deseo de compartirla con la audiencia.

En ese punto me declaro un leal seguidor, salvando las distancias, del célebre biógrafo Walter Isaacson.

No pararía de investigar sobre las historias y enseñanzas de personas que hacen cosas excepcionales…para poder contarlas. Hablaremos de ello en unos instantes. Internet es un mundo apasionante que hoy hace posible establecer esas conexiones.

El tópico de los seis grados de separación ha quedado ampliamente superado.

Las actitudes que vinculan a las personas son esencialmente: la educación, el respeto, el trabajo-mucho más allá de lo convencional y que no se ve- y la singularidad. Por lo pronto hemos acortado dos grados-sonrisas-. En ese nivel de flexibilidad hace tiempo que se ha levantado la barrera del ego como obstáculo en la conexión con los demás, en lo que afecta a la transmisión de valor en nuestro trabajo. Y resulta que la generosidad no es incompatible. Por eso bien dice: un comunicador es un servidor de la audiencia, un mediador entre el conocimiento y los beneficiarios, que son los espectadores y los alumnos.

¿Qué mejor modo de aprender de quienes saben mucho de lo suyo?

Y entonces descubrí que tenemos en común ciertas experiencias vitales. Las personas que ejercitamos diariamente ese músculo que es la comunicación, afrontar el fenómeno de hablar en público con la finalidad de llegar y confirmarlo, hemos sufrido en un momento de nuestra vida, la fatídica experiencia: quedarnos en blanco, bloquearnos y parar desconcertados frente una encrucijada determinante. Se despliegan dos preguntas que van a conformar un antes y un después:

¿Por qué ha sucedido esto si estaba preparado? Y ¿Qué aprendido de ello?

En su caso, declinó continuar cursando los estudios universitarios de Grado en Farmacéutica para derivar hacia la disciplina que entraba en su marco de preferencia: las Ciencias Empresariales y por derivación, apareció para sanarse una herida. De repente y tras ir siguiendo a los grandes oradores, tanto de la historia como la actualidad, empieza a forjar esa doble vocación e inquietud: formar, enseñar, ser profesor. Vencer la timidez con la fuerza de la superación. Y lo que es más, lo que vengo en llamar Capitalización responsable del conocimiento, que es el hecho de detectar dónde hay oro y sentir la responsabilidad de compartir parte de él con los demás. Una cuestión de conciencia, nada alejado de ese lado en el que por otra parte, vivimos de ello. Lo que verdaderamente agota es hacer más pudiendo hacer menos y que nadie te lo reproche. Entonces:

¿Qué ocurre cuando aun así, sientes la necesidad perentoria de compartir?

Hay una faceta interna que deshecha el cansancio y vence a la enfermedad cuando tiene entre manos algo que hace vibrar al emprendedor. Una porción que suma mucho sin tener que decirlo todo. Esa prestación en que no decirlo todo, porque es legítimo, ofrece una proporción que aunque sea gratuita ayuda a las personas sin por ello perjudicarnos.

La pregunta per se ya marca dos ámbitos de actitud:

¿Y si resulta que alguien puede aprovechar a la totalidad esa parte que ofrecemos con gratituidad porque realiza las inferencias necesarias para llegar al fondo de la cuestión por sus propios medios?

Por ejemplo, personas inquietas. Pues posiblemente constituyan el 5-10% de la muestra que ha sabido sacar partido de su libro a cien veces su precio de venta. Cada cual con esfuerzo decide el grado de aprovechamiento. Otros y es respetable, prefieren que se lo den digerido. Son los tres ángulos lados del mercado. Unos ofrecen producto que otros demandan y un sector media maximizando el rendimiento de la muestra. ¿Es internet y el terreno de quienes lo dominan, el equilibrio cuasi perfecto entre dar y recibir?

Simpaticé con usted porque compartimos rol docente. Dar clase cada día es un acto que quizá tengamos muy interiorizado y que para nosotros sea algo natural. Nada más lejos de la realidad

 En mi caso y no me voy a extender, aunque sí me gustaría establecer un camino de encuentro, dejé los estudios de Derecho en 1997 porque lejos del deseo de la familia de ver sus designios realizados a través de mis esfuerzos, supe que el camino estaba en otra parte.

Uno recuerda aquellos grandes profesores que han dejado su impronta y sabe que algún día quiere ser como ellos/as.

Ahí me encuentro, ante un profesor de Derecho Penal. Uno al que siempre admiraré -Descanse En Paz- por su credibilidad y solidez, pero cuya materia no estaba hecha para mí. Me propuso un tema. Lo llevaba muy bien preparado. Sinceramente. No arranqué. Odiaba aquello. Aprobé el examen escrito sin problema. No obstante había ahí una lesión, un punto susceptible que afectó al amor propio, algo muy difícil de superar por un tiempo: con lo poco o nada que me asusta plantarme ante un colectivo de personas y hacer una homilía o compartir una vivencia…

¿Cómo me ha podido suceder esto?

¡Y lo tuve claro! Debía ser honesto conmigo mismo. Era la llamada de aquellos grandes profesores, aquello que siempre quise ser y no sé por qué razón olvidé por un tiempo. Y de repente, Stendhal se cruza en el camino para recordarme que mi senda era otra y aguardaba para ser vivida plenamente. Diferente fue la reacción del entorno, que me condenaba como universitario y como estudiante porque no había cubierto la cuota de sus expectativas. Toca trabajar. decían. Demostré que no. Trabajar, vale, pero también estudiar.

Incluso habiendo finalizado la carrera de Magisterio vivieron para recordarme que en su opinión era una carrera de segunda.

Menos mal que ahora es un Grado, nos han aliviado un pesar. Una lacra pesada, porque tenía claro que si haces visible que disfrutas algo, siempre viene alguien y trata de fastidiarlo. Afortunadamente dicha vocación y el hecho de alternarla desde una ventana como es viviraltiempo.com, mi casa y desde ahora la suya, van creciendo. Son muchas las personas anónimas que se encuentran en un proceso paralelo: trabajar duramente y con fervor para dejar de ser funcionarios/trabajadores por cuenta ajena con el objetivo firme de emprender un sueño. Y eso no es todo, hay que agregar a ello la vocación docente.

Reconozco que hubo una fase reivindicativa en que los alumnos eran el foro perfecto para la arenga en ciertos momentos. A mi pesar el hecho y afortunadamente, si me frenaban, me reconducía.

La necesidad de ser escuchado como paliativo al hecho de que el entorno inmediato ni te ve ni te escucha. Ocurre a veces. Tenemos un auditorio concedido…súbitamente te das cuenta por sus caritas de que hablas para gustarte y sienta mal. Porque en ese momento es más importante sentirte a gusto soltándote, que la preocupación por si la audiencia está entendiendo realmente lo que estás diciendo. Y lo que es peor, en ese momento, cuando te dicen que no te entienden, te han tocado y reaccionas mal… es que la sociedad no sé hacia dónde va. Esto ya no es lo que era…Y te frustras. Luego aprendes a pasar al otro lado: el tema está como está. En tanto que docentes: ¿Cómo lo podemos mejorar? Y no es que pasemos al extremo, porque hay que refrescar lo que puede ser un futuro sin enriquecerse con la lectura, sin preparación. No es adoctrinar, es dar contexto.

Con su libro ha sido posible tomar conciencia de ello y hallar el modo de abrir canal a un alumnado que no por joven, puede enseñarnos cosas.

Ahora está más equilibrada la balanza entre el rol del emisor y del receptor. Superados ciertos traumas y exculpando a quien no lo merece. Reconozco que en esta fase final de mi carrera funcionarial que no como docente, al menos me he sensibilizado de que lo importante que es comunicar de verdad. Lo agradecido que es, cuando dejas de ser el profesor, el maestro, el que por estatuto se supone que sabe mucho y pones por delante apartar los miedos, adaptar argots y abrirte a un coloquio. Te sorprendes gratamente. ¡Enormemente agradecido, Fer!

Tengo entendido que también compartimos lo que vendría en llamar una infancia adulta.

A los ocho años ambos leíamos el periódico, escribíamos relatos y nos apasionaba escuchar las conversaciones de los mayores…aunque al final, al menos en mi caso, acabara por quedar abocado a ese pozo que siempre he venido en llamar la zona del rechazo divergente: mis peer o congéneres no me aceptaban porque no me reconocían entre ellos y a los adultos les molestaba que un chiquillo pudiera tener conocimientos sobre sus temas y me enviaban con los niños. Eran cosas de algunas generaciones anteriores a la suya.

¿Por qué recomendar el libro: Descubre el arte de hablar en público de Fernando Miralles?

¿Qué valor reporta Descubre el arte de hablar en público a nuestros lectores y al público en general?

Básicamente podemos sintetizar los valores de la obra en tres puntos:

Transparencia: ofrece estrategias muy válidas para asegurar un nivel de competencia muy aceptable y el contexto necesario. Además reconoce que gran parte del secreto es la práctica. Via expedita para la inquietud y la autonomía. El conocimiento está ahí. Desde esta obra se pueden corregir de forma autónoma defectos muy comunes cuya superación mejora ostensiblemente la calidad de un discurso y fundamentalmente, la restauración de la confianza. Además se pierde el miedo a la autoevaluación, al reto. Uno acaba necesitando el desafío para acelerar la conciencia de superación. Cada hito es muy notable.

Experiencia: Cuando alguien ha recorrido con éxito su camino y hace visible como una debilidad se convirtió en una fortaleza, con la garantía de poder validarlo…y además lo comparte, la base de aprendizaje del lector/usuario que se propone asumir ese trabajo tiene mucho trecho rodado porque lo recibe con una actitud proactiva. La clave es la identificación. Con esfuerzo se puede llegar. Eso nos hace consustancialmente válidos a todos en la entrega y el esfuerzo.

Un modo amigable, ágil, cercano y muy bien estructurado de fomentar el acercamiento del lector al propósito de asomarse a ese apasionante mundo de la comunicación y hablar en público con solvencia. Tan difícil al principio…y tan gratificante.

No se equivoquen quienes puedan atribuir a un título estudiado a nivel comercial la idea de que es un libro para iniciados.

Desde esta primera entrega de Cartas a personas especiales, pública de primer contacto, me gustaría invitarle con mucho gusto a que realizara un speech sobre su obra para el próximo Día del libro, Sant Jordi 2024, o cuando su agenda lo permita. Y por supuesto, en un acto sucesivo, nso encantaría trasladarnos a sus oficinas para realizar una entrevista vis a vis. Aunque fuera a instancias de un traslado de Mallorca hasta Valencia – aún no han construído el puente, como decían los Mismos- así que de momento y sin temer al avión, sigo prefiriendo el barco. Viajar es aprender, conocer a personas especiales y nuevas culturas.

Inauguramos honorablemente con usted esta sección personal de Cartas a personas especiales.

Desde este envío, esperando que todos sus propósitos sigan cumpliéndose, llegar a vernos  algún día y hacer posible esa capitalización responsable del conocimiento, de colega a colega docente es para nosotros un cometido que merece la pena.

¡Muchas gracias, Don Fernando!

Marche con cariño y respeto un cordial saludo hacia tierras valencianas.

Tony Socias.

Fundador de viviraltiempo.com TM.

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