Ahorrar es un reto, siempre lo ha sido.

Como bien reza el título de este post, basado en un storytelling desde mi propia experiencia, ahorrar es un reto. Y lo es en mayor medida cuando nos hallamos en el seno de una sociedad estandarizada como la nuestra. ¿Qué quiero decir con esto? Muy sencillo. Lo primero que debemos plantearnos a la hora de generar ingresos extra para paliar el efecto de nuestros gastos es valorar hasta qué punto sanear nuestra economía puede hacer rentable ese sobreesfuerzo como una alternativa. Por ejemplo, hacer una criba de falsas necesidades y obligaciones que pueden eliminarse y organizar nuestro endeudamiento si existe nos dejará un panorama más limpio. Después, ya de una base X más amplia y ordenada, tiene sentido plantearse agregar fondos. 5 euros de un mal vicio diario son 150 de ahorro al mes. Y mira que es sencillo.

Que da la impresión de que al noventa por ciento de nuestra sociedad la han fabricado en serie.

Como siguiendo una secuencia programada. Estudiar, con la mejor suerte, buscar un trabajo, resignarse, casarse y tener hijos porque la mayoría lo hace, vivir para gustar, seguir costumbres por inercia sin cuestionarlas, fútbol, la paella los fines de semana, etc.

¿Por qué taxativamente ningún tiempo es especialmente propicio para ahorrar?

Por lo común, cuando vienen mal dadas no queremos sufrir y sublimamos la supervivencia emocional a gastar ese euro que uno de cada diez sabe guardar el tiempo necesario para ir más holgado, salir antes del pozo o literalmente salvarse. Nos va la supervivencia y aun así es difícil porque el sacrificio en el mundo de la autocomplacencia rápida se ha confundido con la felicidad.

Y así vamos, con un valor añadido de sufrimiento porque la falta de disciplina resta capacidad de sacrificio.

Quien sabe ver que un tiempo determinado de ser estratega con los gastos y se aplica en la habilidad para sanear sus cuentas tiene mucho ganado.

Cuando los tiempos son dulces y los fondos acompañan, ¿Qué sentido tiene sufrir?

La cuestión en ese momento de indolencia es: de todas las formas que tengo de gastarlo…¿Por cuál empiezo?

Las personas que tienen una visión dicen: con lo que tengo podría empezar pero quiero observar si lo que vive el mercado es una euforia postraumática o se sucede un período de serenidad real a continuación.

Veremos que vivir intensamente tiene sus ventajas al final, siempre y cuando exista el día cero.

El día cero es importante porque es aquel en que empiezas de verdad y el propósito se concreta en un proceso concentrado en que la planificación, las matemáticas y los sacrificios, los reveses se verán recompensados a medio-largo plazo con una enorme satisfacción: la conquista de la posibilidad, la inversión, la dimensión estimulante de pensar a largo plazo, resistir por el peso de la meta las privaciones itinerantes que plantea la aventura de hackear una mente por largo tiempo basada en la inmediatez, el corto-cortísimo plazo. Aparte de salir no caro, sino carísimo parece una lesión que cristaliza, o un músculo tan hipertrofiado y acostumbrado a la alta tensión que parece desarrollar una intolerancia a los ritmos pausados, controlados, fruto de la velocidad a la que se nos presiona para vivir.

Ahora más que nunca es más complejo discernir entre deseo, necesidad y prioridad y necesitamos más refuerzos para sobrevivir.

Saber, diría mejor comprender, la diferencia nos ofrece una tasa de resistencia crítica mayor para trabajar cuando otros no pueden más o se rinden fácilmente ante estímulos rápidos. La perseverancia está mal vista. Lo mismo ver donde otros no ven y estar activos y motivados cuando la mayoría busca evadirse. ¡Ojo! que es legítimo. Lo que no es lícito es adscribirse al placer existencial intensivo y quejarse después. Ahorrar es un reto y por ello incompatible con la necesidad de vivir cada día como si fuera el último por norma sistemática.

Tan afines al éxito como las escasas cosas que todos convenimos en acordar como verdad indiscutible, las emociones templadas adquieren un carácter definitivamente reeducativo pues constituyen por naturaleza la oportunidad de volver a empezar cada vez un poco mejor.

Por tanto: ¡Nunca es tarde si la dicha es buena!

Lo que te voy a contar en el próximo post, sexta entrega de este ciclo es la historia de mi aprendizaje en el diseño de apps sencillas con hoja de cálculo que fui centrando a medida que iba acomodando la intención con la realidad y como esa realidad no ha sido para nada frustrante, sino que al contrario.

Al  principio me permitió construir bankroll para emprender algunas empresas sencillas cuya rentabilidad fue, independientemente del dominio de las reglas que lo regían en su cota de alta productividad, condicionada al tiempo que los gobiernos pasaron a regular y dicho sea de paso, matar, esos mercados singulares.

Unas empresas cayeron por el peso de la legislación y otras por derivación de envites macroeconómicos.

¿Podría tener un buen dinero? Si, cierto, sin embargo jamás me arrepentiré de los inmensos aprendizajes de esas actividades y sus repercusión terminal en situaciones sensibles de la vida cuyas competencias dibujan la línea categórica, la diferencia entre marcar una zona de respeto o que te pisen.

Al final salí adelante, toqué el valle de la muerte cuatro veces son pocas y a día de hoy y con un hábito consolidado puedo construir con rapidez y crear conceptos mixtos de ahorro para distintas finalidades. Y cuando has depurado metodología y mejorado los matices, creo que nunca se deja de aprender, pero cada vez el modelo es más centrado.

Con todo sigo teniendo claro que hay cosas por hacer. La edad no es una excusa, la pereza tampoco. Sencillamente hay que planificar bien la construcción del concepto, su viabilidad.

A veces la armadura necesaria a nivel financiero no es tan elevada. En España soy un fracasado, como otros tantos homólogos que intentan cosas y no les salen. Y eso que soy docente. Me apasiona la docencia y de hecho continúo ampliando estudios superiores. Me importa poco. Mi entorno sería feliz de que reconociera como error mis inquietudes.

Sin embargo, el fracaso es sucumbir, darles la razón definitivamente, desistir, no salir de aquel valle de la muerte, dejar de perseverar.

Dicho esto, y establecido un contexto, en el próximo post os contaré de la forma más sintética que pueda como llegué a crear las herramientas que me han salvado y a día son, más allá del deseo, las bases de un futuro realizable.

Cuando desarrollas la capacidad de diseñar un plan, ser leal a él disfrutas el futuro como algo más tangible.

Comprometerse con todas las implicaciones se convierte en una realidad que ultrapasa lo potencial, lo virtual y eres capaz de aislarte de las expectativas y del juicio social, no tan sólo mejoras tu estrategia financiera y vas acumulando patrimonio, sino que desarrollas una actitud.

Actitudes para consolidar aptitudes. Aptitudes que apuntalan la inquietud por reforzar las actitudes trabajadas.

La herramienta esencial. La que te hace llegar. A partir de ahí, las probabilidades de llevar a término una idea o empresa de éxito van afirmando paulatinamente todos sus pronunciamientos.

Si algo inquieta a la sociedad dormida es que le arrojes de vuelta un espejo que evidencie la premura de una activación crítica para llevar la vida a unas zonas, si me permitís, estándares más elevados de calidad.

Mi entorno en general siempre me reprochará que siendo docente y con las condiciones de vida que a priori suponen para el vulgo: buen horario, vacaciones, puentes y días festivos de guardar, continúe teniendo inquietudes. Es un poco como los vasos de agua del, imaginamos simbólico padre rico de Robert Kiyosaki.

El contexto de las personas tiende a extenderse en la influencia que ejercemos sobre otras personas a la hora de evaluar su realidad cuando la contrastamos con la nuestra.

Lo que para unos es suficiente, para otros no es ni la base de su nivel. Y ello no es inmoral. La ambición, al contrario que la codicia, no es insana.

La reacción mayoritaria frente a una persona cuyos ingresos multiplican por diez los nuestros tiende por defecto a la simplista reacción de que no hace falta ganar tanto, en lugar de analizar por qué alguien, en el mismo tiempo ha hecho acopio de un patrimonio tan abultado.

La familia, paradójicamente y en virtud de mi perseverancia y carácter indomable, ha aprendido que se ganan más batallas luchando y hablando claro que callando.

En esas envidiables condiciones laborales coexisten unas dimensiones y condiciones, hay repercusiones que por lo general se ignoran.

Y es que el espíritu competitivo basado en la competencia no debería ceder nunca ante lo exánime de dejar de marcarse objetivos de tiempos y realizaciones bajo la consigna de que trabajar más de la cuenta está mal visto, o que hagas lo que hagas cobras lo mismo que los compañeros/as que se tocan los melindres a dos manos.

El conformismo, deporte nacional solidario, como la envidia, la vaguería y el maltrato al diferente, sólo el intento ofende, nunca debería tratar de hacer sentir culpable y de hecho sancionar a niveles que atentan contra la dignidad de la persona.

Hechos como tener una actitud proactiva, ávida de incrementar sus conocimientos y de ir más allá de las convenciones que dicho sea de paso se pueden convertir en límites cuyo desafío tienen como castigo el desprestigio, el ataque personal y la humillación.

Vale señalar que también, aunque cada vez con menos frecuencia, en cada entorno donde ser responsable y trabajador/a no se penaliza, encuentras personas muy majas cuya consigna primordial es cumplir de forma excelsa un único trabajo con todas las implicaciones sensibles, enérgicas y generosas.

Tal vez esas personas respetables no sean emprendedores/as de hecho en otros terrenos paralelos o en esencia disimilares, pero respetan y despiertan afecto y generan un enorme respeto. Son intra-emprendedores, modifican para mejor su entorno y obran transformaciones positivas.

Son el arquetipo de persona que sabes a ciencia cierta que ha tenido el don de estar en su sitio desde el principio, de disfrutarlo al máximo y de darlo todo sin quejarse.

La vocación que tan potente motor es, va ligada a ese espíritu ávido de autosuperación y muy consciente de que la vida es un suspiro y que lo que se pueda lograr hoy, mejor que mañana. Porque como digo a los alumnos que tienden a esperar algo como si fuera a hacerse por sí mismo, sobre todo los trabajos más importantes y las humanidades esenciales: “mañana puede ser la misma clase, en teoría un día como cualquier otro, la misma hora, pero hoy es un día que ya voló.

La cuestión es: ¿Viajaste con él, lo transformaste, creciste en esa oportunidad que se llama el tiempo y los espacios en que habitaste como escenario, o por contra, quedaste indiferente, auto-engañado/a bajo la premisa de la eterna espera?

Existe un paternalismo social muy extendido que reacciona mal cuando tu actitud proactiva y tu visión de la vida despiertan en ciertas personas unos sentimientos encontrados.

Se puede reaccionar ante esos juicios de modelo de vida de forma seca y en base a la confrontación, pero no sirve.

Desde un tiempo a esta parte, he optado por un modelo asertivo. Haz lo que quieras, auto-justifícate como te de la p— gana pero yo sigo mi camino, aunque sé y de hecho me da igual, que te resulte incómodo. Vas a chocar, pero a los cuarenta y… a quien no le guste que no mire. Si no te metes con nadie, pues al resto que no tenga otro entretenimiento que inmiscuirse en tus asuntos o molestarte, que le den morcillas.

Cuando se han puesto sobre la mesa los fundamentos de carácter, vivencia, tiempo y experiencia, lo que es la filosofía personal del emprendedor en un entorno en que no acaba de encajar, las dificultades para poner en orden situaciones, formación, relaciones y recursos hacen un poco más difícil un proceso que para otros es más ágil.

Vivimos en una sociedad estandarizada que hace muy difícil esperar por lo general interpretaciones divergentes de la realidad. Un colectivo demasiado extenso que de oficio huye del compromiso ante situaciones cuya resolución supone involucrarse en una trama intelectual compleja.

Incluso si de ese esfuerzo depende una notoria recompensa.

Tenemos bares, cañas, redes sociales para fingir ser quienes no somos, miles de series y canales de televisión y fútbol. No ves series. Ay, que desconectada/o estás…La felicidad está asegurada (con ironía). Y cuando un problema requiere un esfuerzo selectivo, un diez por ciento encara y el resto una de dos:

1-Realiza una huida hacia delante a la desesperada sin cálculo, previsión ni cautela, con lo cual la ruina y el sufrimiento están asegurados. Eso les reportará un mayor aprendizaje siempre y cuando la tenacidad hacia la superación vaya por encima de los retos que plantee ese proceso de autosuperación.

Superando cualquier tipo de barrera.

La solución trágica a un proyecto que sale mal es acogernos al abrazo compasivo de todos aquellos/as que respiran si aquello que te proponías no te ha salido bien. Para entendernos, es el regreso al vientre materno. Reenganche con aquel trabajo que detestamos pero nos cubre a nivel financiero. Nos hace jodidamente infelices, pero no queda otra que soportarlo si con la mejor suerte mantenemos una lucha paralela por un objetivo superior que suponga una promoción, cambio o mejora lo suficientemente motivante para reactivarnos personal y profesionalmente.

2-La alternativa del conformista genérico: la tendencia a convertirse en el gilipollas que puedes encontrar en cada empresa: descuentan los días que faltan para un festivo, cuentan chistes malos y te venden para sobrevivir.

Son seres genéricos, carentes de toda originalidad, faltos de carisma en lo que a cuenta de resultados se refiere, en el área de productividad estériles y etéreos, con escasa o nula presencia y repelentes que generan la misma simpatía que náusea. Se refugian en esos recursos que tan amable, la Sociedad Digital, reserva para aquellos/as que profesional o personalmente son un cero a la izquierda, pero están a la última en todo y sobreponen cuatro conocimientos genéricos para que veas lo sofisticados/as que son.

No obstante lo que ignoran es como descuidan el verdadero fondo de su trabajo.

La atención profunda al cliente, atención a los cambios que experimenta el entorno, las emociones, las necesidades, y todo lo que por merecer la pena, puede suponer un trabajo excesivo, no sea cosa tengamos que implicarnos de verdad. Podemos formar parte de esa mayoría soporífera y celebrar ser parte de un club de entes comunes

El siguiente post os cuento al detalle y en fases, la historia de como ahorrar pasó de ser la casi desilusión frente un imposible a una realidad.

Perseverar, levantarse cuando otros caen, llevar a término el sueño o notar como mueres por dentro. Esos planteamientos constituyen el límite bajo que te hace reaccionar en el primer momento y a la vez, el principium. Todo momento bajo tiene su repunte instintivo hacia la consecución de una meta. Eso diferencia al conformista del inquieto. Ser conformista no es malo. Lo que es incorrecto es que el conformista trate de remolcar y desanimar al que tiene ese espíritu diferencial.

Vivimos en un país, como bien describe el Profesor Don Enrique de Vicente, que es una sociedad dormida.

Nueve embisten, uno piensa y noventa viven esperando. En ese entramado de falsas expectativas como es desperdiciar la vida gastando a manos llenas confiando en una herencia, en que nos toque la lotería o aguardando que ocurra un milagro que nos salve sin hacer nada para lograrlo vive aletargada y engañada una inmensidad de ciudadanos.

Lo importante es darse cuenta cuanto antes y reaccionar.

Pongamos algo de causa en el devenir de los hechos que nos incumben y tal vez lo que obtenemos y lo que esperamos guarden una relación congruente,  más allá de la estática y frustrante fantasía.

Convivimos con grandes dosis de indefensión, indiferencia y aislamiento.

He aquí una sociedad enferma que se ha polarizado porque vive de las apariencias, subyugada por adicción o por integración resignada al imperio tecnológico. Un equilibrio difícil de hallar y necesario a la hora de conectar con un público que quiere vivir una mentira y que se frustra si alguien se la estropea. Perfiles irreales y de diseño en redes sociales de personas que sabemos que ni son tan felices como hacen gala ni creen lo que dicen.

Las tecnologías son buenas cuando sirven a la humanidad y son malas cuando crean conflictividad.

La tecnología, internet de las cosas y el uso y explotación de las redes sociales no debe ser una base para crear seres, sino para ayudar a la construcción del ser desde los procesos para multiplicar el producto de sus esfuerzos a modo de una palanca que obra en provecho de todos y potenciar la conectividad cuando esta tiene una finalidad constructiva.

En el contexto actual, los perdedores ganan y los ganadores pierden.

No se puede esperar más ni menos. Lo que en grandes números nos merecemos. Aún me pregunto por qué la gente sigue yendo a votar. Y es que si descargamos mayoritariamente los ítems de confianza en personas y productos sobre algo tan simple como su aspecto, corremos el riesgo de salir engañados, defraudados y ultrajados, como poco. Confiar en las personas es diez veces más difícil que nunca. Y desconfiar a la vez por sistema, desarrollando a la vez y desde la experiencia de las decepciones acumuladas, cánones más exigentes para filtrar la confianza y crear núcleos o redes fiables y respetuosas. Hablaremos de ello en breve.

Si ahora me planteo crear producto ético me encuentro con que ese producto, si es así en esencia, tal cual, sin revestirlo para obedecer a esos cánones de apariencia, es un  fracaso asegurado invertir recursos y lanzarlo al mercado sin embellecerlo.

Luego, en esta línea, tal vez haya que una de dos: pervertir el concepto y venderlo como una verdad, cuando lo es a medias, o dirigirme a un target muy mínimo que además puede ser más restringido porque el público que participa en una escala de valores legales y éticos forma una muestra que por edad queda muy por fuera del rango tecnológico. Aún así merece la pena. Cuando quiero descansar de verdad voy a un agroturismo, no a un hotel masificado.

La sociedad estandarizada no es rentable como mercado selectivo.

Es verdad que la cuota de mercado es muy extensa, sin embargo el handicap es directamente proporcional en tamaño al problema, ya que la situación conduce a la guerra de precios y en esas lides los chinos, con todo el cariño y admiración, ganan por mano.

En un contexto tan ajeno a la realidad, tal vez el único centro sobre el que se puede incidir de forma efectiva para cambiar actitudes y trazar planes de verdad es la propia realidad.

Aunque no sea tal como la quisiéramos, tal vez esa conexión consecuente en ese plano cierto sea la única opción tangible de aproximar ambas dimensiones con el fin probable, más si cabe, de que el anhelo acabe siendo al menos algo real y la palabra felicidad, aunque sea de forma episódica se sienta como algo auténtico.

¿Se puede vivir una vida al margen de la ciencia ficción?¿Y que esta sea satisfactoria?

Si. Los modelos de éxito real son ese diez por ciento no fraudulento que a base de trabajar desde la realidad hacia el anhelo desde un proceso organizado lo logran. Al resto puede no importante asimilarse aunque sea únicamente desde la ilusión. De hecho, las grandes ideas, las que funcionan y vinculan parten de un presupuesto sencillo, que no simple.

Y en ese marco de realidad basada en la ficción, o sea, una vida de mentira cuya felicidad la sienten otros a partir de un paradigma que no siempre es cierto y comprobado, cuesta mucho formalizar la propuesta desde palabras y conceptos tan espartanos como el ahorro.

Por los sacrificios y continua conexión con la realidad que exige hacer positivo el ahorro como crecimiento lineal, no contemos ya cuando te caen palos de todos lados y basándote en el peso del hábito te recuperas, te vuelven a dar y aun así perseveras, llega el día en que la varianza remite y ese EV+ de hacer las cosas toma la curva verde hacia arriba y entra en lógica.

Ahorrar es un reto. En el ámbito empresarial se cifra en aquellos recursos materiales y financieros que vamos acumulando mientras hacemos acopio de estudio de variables antes de lanzarnos al mercado.

Si deseas lanzar negocio online, crea el primer stock, haz pruebas y cuando sepas que estás vendiendo y que tu concepto es viable, ten armadas reservas para cubrir los gastos estructurales de web, antivirus, hardware, fondo de reposición de productos defectuosos de emergencia, autónomos para un año y los gastos de oficina.

Sólo entonces, desde el capital construido y a partir de ese proceso intencional y estructurado, tenemos una base palpable y cifrada en el patrimonio ganado para en una segunda fase.

Un segundo acto en el que elaborar un plan con pronunciamientos de éxito para cimentar esa realidad pura del concepto de inversión como es:

incrementar una base en una razón multiplicativa o como mínimo, sumativa a  medio-largo plazo, evitando al máximo recurrir al crédito en la parte en que con método, visión y recursos propios levantamos el modelo beta.

La sociedad estandarizada muestra una escasa tolerancia a la frustración, cuya capacidad de soportar la realidad en su crudeza se resguarda bajo la existencia de tantos medios y alternativas para no sufrir, es difícil concebir como una regla general, un paradigma de éxito.

No hay que ser demagogos con la palabra éxito. Una persona tiene éxito cuando cumple sus objetivos.

Es complicado desde una filosofía común y poco profunda arraigada en la búsqueda instantánea de la primera solución que nos venga al paso, sólo para evitar profundizar, conciliar la resistencia mental necesaria para centrarse, orientarse y forjar un fondo. Ni consolidar realidad alguna que merezca la pena, se distinga del resto y tenga expectativas objetivas de vencerle al tiempo.

Reunir, organizar y crear un patrimonio de maniobra o resguardo, ya sea de solvencia personal y ya, o los cimientos de una empresa que de acuerdo, llegado un momento suscita el interés de bussiness angels y otros capitalistas interesados.

Pero lo fundamental para tu fuerza interna es que la arrancaste sin endeudamiento y con una disciplina profunda y constante que te llevó derechito/a hacia el momento de hacerla volar para ser vista por los inversores potenciales, más a coste de imaginación y trabajo, que propiamente de cantidades ingentes de capital externo en un fino hilo o frontera entre el éxito y la ruina más extrema.

Crear un concepto que sobreviva a los peores temporales es importante que tenga su génesis en el núcleo de esos momentos. Esta web lo fue.

No tengo ni necesito patrocinadores, entrevisto sólo a personas cuyo peso específico es contrastado y no tengo por qué ofrecer fake news, salseo ni hacer copywriting basura sólo porque los gastos me aprieten. Porque son mínimos. Luego el tiempo es mi aliado.

El día que lance la tienda online las reservas que voy creando se están almacenando esperando su momento.

El fundamento de Vivir Al Tiempo.com es transformar la mente del lector desde el planteamiento de pensamientos y soluciones que le aporten utilidad. Ya sea desde los ciclos temáticos que publico y/o las entrevistas.

VAT nació en un momento en que ser empresa no era tan importante porque era prioritario dar antes que recibir.

Y los/as expertas/os entrevistados en diferentes campos de especialidad ayudan a nuestros lectores a enfocar de forma científica, saludable y con una motivación y fuerza moral, potenciados desde los recursos que desde su amplio saber aportan con su valioso testimonio.

Si me preocupara un número masivo de visitantes ya habría cerrado la web.

Mi centro de interés reside en que quienes necesiten esa solución, salida o proceso lo encuentren, lo apliquen y tengan éxito y eso sólo es posible dedicando el tiempo necesario a leer, releer, contrastar, interpretar y hacerse suyo.

Dado que la sociedad estandarizada, por definición, huye de tareas tan densas, mi apuesta sigue firme para ese uno de cada diez dispuesto/a a ir con todo desde el análisis, el esfuerzo y la visión.

Mi fundamento financiero como realidad progresiva y resiliente consiste en el trabajo sistemático de un perfil cuyo fin es en sí mismo la esencia que vinculará producto y confianza.

De haber querido vender cualquier cosa, ya lo habría hecho.

Crear una tienda online es fácil, técnicamente hablando. Pero más complejo es retrasar la idea en el mercado cuanto más exigente soy en la prioridad de ofrecer un producto o línea compatibles con la filosofía que se predica de mi perfil y de VivirAlTiempo.com como enseña. Un buen SEO puede ser pernicioso si tu oferta es residual, perniciosa o excesivamente común. Si ahorrar es un reto, el tiempo dedicado a valorar, sólo por evitar la precipitación es en sí un valor sumativo.

Ahorrar es un reto en sí mismo, en cualquier tiempo…

Con una mención destacada en este, tan empeñado en convencernos de que están dispuestos a solucionar todos nuestros problemas desde la catarsis zen de garrafa, la evasión, el consumismo, la televisión, el sectarismo empresarial y en general, una precisa planificación para que la vida se nos escape sin hacer de nuestra herramienta más valiosa, nuestro cerebro como soporte, nuestra mente como estructura, nuestro patrimonio nuclear en la escritura personal, vívida y trascendente historia de éxito

La neurociencia desde esa cada vez más poderosa rama de la ciencia que es la neurobiofisiopsicología aplicada al comportamiento humano, o neuromarketing consigue doblegar al 90% de los consumidores…

Los orienta de forma agresiva contra el 10% divergente que sabe escapar de ella. Si ahorrar es un reto, nueve de cada diez consumidores tendrá más fácil tildarte de  tacaño/a o de aburrido/a en lugar de gestor/a eficaz y de tratar de convencerte de que renuncias a vivir, entendiendo por vivir a formar parte de esa comunidad de mayorías cuyo único consuelo es ser una célula solidaria de un tejido con poca capacidad de fondo para transformar el mundo y conocer los resortes reales que mueven sus engranajes.

Ese organismo tiene difícil entender que no necesites alcohol ni droga social para formar parte de un status, te criticará por pasar de marcas comerciales y te alentará al abandono de cualquier propósito con el único fin de aumentar el tamaño de esa organización por el simple peso de la mayoría.

Si quieres ahorrar, que tus cuentas funcionen y hacer algo distinto, crea tu propio tejido de relaciones selectivas de calidad en las cuales reine el respeto a todos los ámbitos de la persona humana.

Prevé, analiza, modifica, razona, visualiza, experimenta, sé crítico, no hagas siempre las cosas igual, ayuda a los demás, admite cuando te equivocas, aprende de los que saben y crea tu propia  línea de actuación.

Haz que tu perfil sea singular desde la verdad, no desde la ficción.

Sé honesta/o, leal y humilde sin dolor. Y con esta actitud, trabajo, horas, conciencia y consciencia, todo lo bueno vendrá, porque así lo habrás sembrado. Fíjate que en estas líneas todos los verbos requieren acción, autenticidad y fondo. Desconéctate tajantemente de entornos y redes tóxicas.

Formemos parte de un universo de comportamiento, procedimiento y visión cuyos resultados siempre sean proporcionales al esfuerzo, la motivación sea autónoma y la singularidad o los resultados no masivos no desanimen, sino al contrario.

Con esto no digo que no existan y deban promoverse sistemas que hagan ágil y desmultipliquen la relación esfuerzo en relación al rendimiento. Evidentemente. A lo que hago referencia es siempre a la implicación profunda. Al espíritu fundacional que hay que mantener siempre visible, sustancial i no por ello, desconectado de la realidad.

Porque a contrario sensu de lo que nos intentan hacer ver, desde la muestra de la sociedad estandarizada, hay una bonita cuota del 10% difícil de complacer en la esencia del producto.

Y no me refiero a las élites, que no necesariamente en su totalidad tiendan a relacionar lo exclusivo con lo privativamente caro. Lo exclusivo se está desviando hacia lo sencillo, inclusivo y accesible, pero en entornos reducidos en que el disfrute es íntimo y se comparte con personas cuyo vinculo de confianza es muy especial.

Si la moneda de la que carecen personas cuya productividad es muy alta, o trabajan muchas horas con beneficio relativo y la agenda laboral inhumanamente densa, algo tan sencillo como el tiempo en sí mismo, el propio tiempo como reencuentro se convierte en oportunidad.

Un establecimiento con un producto tradicional singular, no necesariamente caro y la adecuada representación de su cultura convierten ese enlace de tiempo y sensaciones en un producto exclusivo en sí mismo. Y es que el tiempo como tal es un tesoro, porque es finito. Incluso en algunas ciudades hoteles, pensiones y hostales han habilitado un servicio destinado a poner a disposición de personas muy ajetreadas una cama para hacer una siesta. O sea, que irse, por decirlo así dos horitas, tiene un precio y un alto valor para quienes el tiempo es escaso.

La finitud del tiempo es esencial. Ahorrar es un reto y siempre debe definirse la meta y eo tempore, establecer un plazo de cumplimiento sobre la base de un compromiso firme.

Los sueños están condicionados en ocasiones a factores externos que pueden quebrantar nuestros planes o negar su posibilidad trágicamente. Cuanto más insertada en el alma tengamos la prioridad de conquistar esa meta cuya consecución depende de la disciplina en el cumplimiento de los micro-objetivos que retroalimentan con cada logro nuestra motivación, mayores serán las probabilidades de cambiar el concepto de sueño por el de meta tangible.

Un buen mantra sería:

El alma es el motor más poderoso. El corazón y la mente la siguen.

¿Y si hoy es el día cero para transformar tu realidad?

¡Llevará trabajo y merece la pena!

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Te puede interesar:

Entregas anteriores del ciclo:

Retención monetaria y ahorro. (1/5) Un paso más específico.

Ahorro, presupuesto y compartimentación. (2/5)

Ahorro y variables itinerantes. (3/5)

Afrontando contratiempos cuando ahorramos 4/5

 

(Fuente imagen: Bradley Hook-Pexels)

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