Ahorra para la Navidad y salva la paga extra, al menos parcialmente. Es posible. No me estoy quedando contigo.
Aclaramos como nota editorial que este artículo ofrece estrategias inspiradas en favor de la economía familiar media que más acusa el impacto de la coyuntura socioeconómica actual, de manera que cuando mencionemos decantarse por marcas blancas no se hace con ánimo de desprestigio en referencia a primeras marcas.
Nos planteamos tres objetivos de valor, tan atractivos como realizables:
1-Mejora tu gestión y gasta menos cuando la mayoría de consumidores se descontrola -gastronomía y regalos- ¿Cómo aprovechar las mejores ofertas para armar una buena mesa y cambiar el modo de entender el concepto de regalo ??
2-Descubre una forma económica y tranquila de disfrutar de la Navidad. Si has aplicado una buena estrategia de compras anticipadas, aprovechando las mejores ofertas, es posible que tus paseos por la ciudad sean menos estresantes y puedas descansar durante las vacaciones cuando antes no parabas de dar vueltas haciendo colas interminables para acabar…haciendo lo mismo que la mayoría en el mismo momento, cual rebaño de ovejas.
3-Reduce, incluso evita el uso de la tarjeta de crédito en fiestas y vacaciones. Ahorrar y mantener unidades monetarias, por tanto aumentar cash, cuando el resto se va a encontrar con ese muro despiadado llamado Enero…¡Conviértelo en tu amigo!
¿Y si te digo que es posible y que depende de gestionar un sencillo plan en tres pasos?
Prepárate para realizar un cambio de mentalidad sustancial. Vas a ir muy contracorriente…sin embargo ya se sabe, obtener resultados distintos pasa por seguir itinerarios novedosos.
¿Y si cambiamos el patrón?
¡Vamos con unas preguntas retóricas, basadas en la práctica de un 80% de la población!
¿Cuál sería la sensación? Cuando toda la ciudadanía se vuelca a la vorágine de saturar los establecimientos comerciales en busca de producto gastronómico y regalos, disfrutamos del ambiente navideño tomando un café con la tranquilidad de haber aprovisionado a los mejores precios?
¿Merece la pena echarse las manos a la cabeza al finalizar las fiestas navideñas o las vacaciones estivales porque nos hemos quedado secos a nivel financiero?
¿Y si nos hemos organizado con antelación con una buena compartimentación y cuando todo el mundo gasta y revienta sus cuentas, nosotros ni lo notamos?
¡De repente miras la cuenta corriente y boom! ¡Podemos guardar la paga extra! ¿No es estupendo?
Pretendemos activar resortes estratégicos. Ahorra para la Navidad con una mentalidad inteligente.
Ponemos sobre la mesa una propuesta de valor. De preocuparnos pasamos a un plano distinto: nos ocupamos reestructurando el esquema del consumidor y revirtiendo en el bienestar de la persona. Por supuesto, esas mejoras incrementales que se reflejarán en el estado de caja y habilitan a una nueva faceta de gestoría crítica e inteligente, afectarán al entorno, a las personas/familia que dependen de tu nueva forma de comprender las compras y su utilidad.
Y Tony…¿Por qué no publicaste este artículo en octubre?
Muy sencillo. Ni lo habrías leído. La experiencia y los datos demuestran que cada vez se vive más al día y que la cantidad diaria de inputs que recibimos es tan salvaje, que la percepción del tiempo se ha falseado. Aún estás a tiempo de reaccionar. ¡Te invito a seguir leyendo!
Una semana de tiempo cronológico en términos de procesar y seleccionar a nivel de memoria toda la información que nos llega equivale a un mes de nuestra era analógica.
La saturación crea que en muy poco tiempo y ante la masa de información que recibimos, prácticamente de hoy para mañana hemos olvidado lo que leímos. Si quería impactar, aunque con ética, tenía que hacerlo ahora, en Navidad, con el objetivo de que tomes conciencia y pases de ir a la corriente, a tener el control de tu gasto, disfrutando igualmente de unas fiestas completas. Nunca es tarde…
¡El ahorro es una realidad estratégica y para nada emocional! Si se gradua correctamente no tiene por qué suponer ni precariedad, ni en su más extremo límite, ascetismo.
Las emociones aplicadas a la gestión del ahorro responden a un mecanismo que perjudica a nuestras cuentas: el gasto y muchas veces, poco racional o mejorable. Cuando no hay un plan de por medio, vamos al albur de la compra por impulso ¡Y ahí empieza el estropicio!
3 pensamientos no ayudan de inicio a emprender un cambio:
1-Compra y serás feliz.
Estamos acostumbrados/as a integrar las compras navideñas como una parte más del encanto de la Navidad, por tanto y habida cuenta que lo más lógico es que le hayas dado una estocada a tu cuenta con el Black Friday, de un tiempo a esta parte se gasta mucho más. Hablaremos de ello en unos instantes. Y se ha normalizado. Llama la atención como indica el economista Marc Vidal, que el recurso al crédito para cubrir algunos lujos y excesos se extiende como mínimo a seis meses. Hemos institucionalizado un error. Quedamos muy expuestos.
2-El conflicto de status y la incomodidad de la renuncia.
El qué diran. Los cambios nunca son cómodos y renunciar al nivel artificial que manteníamos y menoscababa nuestro estado financiero conlleva un replanteamiento en la mentalidad. ¿Qué hubiéramos hecho de saber que en marzo de 2020 nos iban a encerrar y la economía se estrellaría?¿Y si en lugar de pensar desde el miedo lo hacemos desde un prisma distinto: la ventaja?
3-La falsa sensación de desencanto por mor de la activación de un plan de racionalización e inteligencia de gasto.
Lleva asociada la errónea sensación de que las fiestas no son lo mismo por no formar parte de la marabunta humana que llena las plazas comerciales.
Esos pensamientos de bloqueo y renuencia serán vencidos por las ventajas que reporta la mentalidad estratégica. La cuesta de enero es en realidad un sesgo generalizado que se ha institucionalizado y que hemos normalizado, pero eso no es así, o no debería serlo. Lo entenderás a poco que te pongas manos a la obra y notes que enero es sólo un mes más y que no tiene por qué representar apreturas. Puede ser un paso más en tu progresión económica. Vamos paso a paso y por lo pronto, que no reste ya es algo ¿Te parece?
La razón se asocia a la planificación en aras de lograr objetivos. Es desde ese punto de partida que afrontar la Navidad con una balsa de ahorro y salvar cuentas sin dificultades es posible. ¡Si para empezar abrazamos esta idea, ya hemos avanzado! Con la argumentación sembramos la semilla de la palabra clave operativa: el compromiso.
¡Vamos a demostrarlo! ?
Margen de anticipación. Crea una cuota mensual sobre un presupuesto filtrado.
¡Idea! ?: Tú tienes el control ?? sobre tus recursos, así que iniciaremos planificando las próximas fiestas navideñas a nueve meses vista, realizando una previsión de gastos en frío y sin por ello renunciar a ciertos placeres que caracterizan esa festividad. Las palabra clave son: Anticipación y establecimiento de prioridades.
Al entrar a plantear esa batería de gastos con expectativa de evitar dificultades financieras, evitando o restringiendo el uso de la tarjeta de crédito, analizaremos la idoneidad de ciertos productos y hábitos, analizando a qué conceptos podemos renunciar sin que ello suponga un problema.
Vence el conflicto de Status y compra por tu conveniencia, no por presión, convención o impulso.
Un ejemplo ? ¿Te has planteado no comprar productos de primeras marcas sólo para aparentar?
Valora la oportunidad de comprar marca blanca. La competitividad, la guerra de precios entre los grandes súper e hipermercados nos favorece. Si tienes invitados/as, procura tener preparadas las bandejas y haberte deshecho de los envases.
Relativiza el impacto del Black Friday o de lo contrario, asume que la Navidad debe ser controlada.
El impacto del Black Friday ofrece interesantes ofertas, pero de no medir bien cuál de esas ofertas es para nosotros la más prioritaria, podemos llegar a pie de puerto, hablando en términos ciclistas- muy mermados de energía financiera. ¡Especial cuidado con eso!
Choca que los comercios más renombrados empiecen a ofrecer turrón, efectos navideños, marisco y carnes en octubre…
Ahora subimos al ático del edificio y contemplamos los comportamientos con respecto a las compras y la gestión de una forma más externa. Tenemos una mejor perspectiva para reflexionar sobre cómo actúa la masa de consumidores, incluídos nosotros hace muy poco. Rápidamente notaremos la diferencia. Estudia tu línea de gasto del año anterior y extrapola a los resultados de tu saldo vivo.
¿Recuerdas a la Bombi en el célebre concurso un dos tres?¿Por qué seráaa? Pensamos:
¡Qué pesados, oye! Ya llegará la Navidad y en su momento aprovisionaremos. ¡Error! En realidad nos lo ponen en bandeja para que aprovechemos la aticipación y en torno a un 15-20% de ahorro. En carnes y pescados, incluso el 50% o más. La lechona, por ejemplo, puede pasar de 60 euros media pieza, a 120 o más a partir del 20 de diciembre. Igual los mariscos. Un tema que si lo evaluamos debidamente nos confiere una ventaja de caja que no tiene sentido despreciar.
Es tan fácil como comprender la ley de la oferta y la demanda.
Anticipémonos actuando de un modo divergente, es decir, contra la conducta de la mayoría de consumidores, que por la presión de su impronta, elevan el precio sin saberlo por ir siempre last hour. Así, la anticipación o el momento frío previo a esa incipiente demanda en el núcleo caliente, es asimilable al modo en que se realizan los movimientos verdaderamente rentables en el terreno de las inversiones al ir contra el mercado.
Entrar cuando los demás salen y vender cuando todo el mundo compra.
¿Por qué tenemos la costumbre de dejar las cosas para el final? Anticiparse es ahorrar. Evitemos actuar por imitación. Es un error generalizado fácil de detener cuando aprecias las ventajas de comprar con criterio, o mejor dicho, de administrar con inteligencia.
Un alto porcentaje de enteradillos frikis de las marcas no te dirán que hacen horas extra para pagar las marcas que critican que tú no has comprado.
Muchos de ellos/as no saben distinguir entre un bombón de marca y uno idéntico procedente de una marca blanca. Igual con un vino, una carne o un pescado fresco. La diferencia es que tú les podrás agasajar con abundancia y en cambio, en casa repleta de primeras marcas, te lo pensarás dos veces antes de pedir un segundo bombón, porque sabes que ese familiar o amigo desvive para aparentar un nivel.
Salvo en economías bienestantes, la mayoría de consumidores compran out of random.
¿A cuántas personas conocemos en el trabajo y en nuestro círculo de amigos que tienen que realizar enormes sacrificios -literalmente desvivir- sólo para exhibir una identidad prestada en torno a la suposición de que portar dicha marca distingue?
Las consecuencias de esa mentalidad generalizada alérgica al medio-largo plazo, en tal estado de cosas, se mide por la cantidad de días que saldrás de fiesta solo, porque el resto de tus amigos/as están a dos velas en enero. Eso sí, parecen un escaparate ¡Y un disparate, que rima! Semejante falacia está muy arraigada en el imaginario colectivo. La educación financiera no está consolidada.
Vamos a por la siguiente solución práctica que te supondrá una notoria retención de caja:
¡Cómprate una conservadora y ahorra desde ya!
¿Y si te digo que hacerte con una conservadora de 300 o 500 litros de capacidad, según el número de personas que integréis la unidad familiar, es una garantía de ahorro muy sólida?
Y si la puedes pagar en cash, mejor que a cuotas. Incluso financiándola, a un año, sólo guardando el precio diferencial de la oferta con lo que infla este en Navidad, o en verano, en un año cancelas el crédito de la compra y el segundo año ya estás en ventaja.
Potencial de retención de caja-ahorro- todo el año.
Y la mejor observación es que el ahorro es exponencial, porque este electrodoméstico te ayuda a organizar el menú semanal. Y además podrás obtener de oferta y con meses de antelación esos entrecots y gambas para tus barbacoas de agosto sin darte cuenta en los números.
¿Con qué anticipación podemos empezar a organizarnos para iniciar el primer ciclo de proyecto Navidad y vacaciones estivales?
Una vez hayas estructurado de forma selectiva qué gastos vas a realizar dentro de un equilibrio de calidad-precio, febrero es un buen momento porque tienes nueve meses reales para cazar las mejores ofertas, tanto en gastronomía -lechona, gambas, bogavante, turrones y exquisiteces-, como en décimos de Navidad y regalos varios.
La idea, y el hecho, es que en noviembre ya lo tienes todo comprado y esperando su momento.
Esto es así porque la cuota mensual que has establecido para el proyecto se nutre del ahorro que día a día te brinda la captura de los mejores precios como una conducta regular a lo largo de todo el año.
Piensa que guardando 50 euros al mes, dos personas son 100, por nueve meses, 900.
Si no permites que te posea la locura y contemplas el tema de forma racional, disfrutar las Navidades no tiene nada que ver con el automatismo adquirido de un dispendio sin ton ni son. Además, piensa que muchos regalos, una vez abiertos, acaban en el desván sacando polvo. De las pagas extra puedes doblar esa cuota. No con el objetivo de reventar el presupuesto, sólo por el hecho de tenerlo disponible, sino meritando la posibilidad de que haya un excedente sin por ello pasar unas fiestas austeras.
Los regalos??? . Una cuestión controvertida…¡Ya no!
No es mala idea preguntar al destinatario cuáles son sus prioridades entre una serie de posibilidades.
¿Y si resulta que las preferencias reales de la persona a quien quieres hacer un regalo son mucho más económicas que el regalo que te habías planteado, perdona el término, imponer? Así se ha hecho desde el amanecer de los tiempos. Y ahora le/a sorprendes con una de esas propuestas que sabes que agradecerá. Al menos harás realmente feliz a la persona, no lo tendrá que vender a escondidas en Wallapop y tú no habrás tirado ese dinero que al final, cuando hacías las cosas a lo loco, acababas echando de menos.
¡Adiós al uso desmedido de la tarjeta de crédito ?!
Al seleccionar producto y filtrar lo realmente necesario ganas desde todos los ángulos.
Tener disponible e ir con ventaja evita que te estreses. El control ?? del que hablamos anteriormente. Ganas en organización. Puedes mirar más lejos. Se acabó ver como las fiestas navideñas ?? o las vacaciones de verano ?? dinamitan ?tu cuenta corriente y en enero no puedes ni salir de casa. No es tan difícil cuando se prueba, compensa enormemente ?.
Este es un sencillo y práctico regalo que a modo de auténtica inversión, te aportará valor si te comprometes con la idea.
¿Te imaginas la tarjeta a pleno de saldo y no tener que tocarla?
Igual este año ya puedes amortiguar el gasto con estos consejos y el próximo ya notar un buen impacto positivo en tus números.
¡Feliz inicio de fiestas y a poder ser, salvando la extra!
Pide a Papa Noël o a los Reyes Magos una conservadora ¡No te arrepentirás! Recuerda las palabras clave:
Anticipación x criba de prioridades x compromiso = tranquilidad.
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Ciclo Pienso, luego ahorro: Una hoja de cálculo que te ayudará. Ahorra y cumple tu plan. ACP
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Nota editorial:
Si te fijas en el planteamiento del título no estoy haciendo clickbait, aunque su apariencia crea la impresión de lanzar un mensaje sensacionalista, un pleonasmo, es decir, la confrontación de dos ideas contradictorias naturalizadas como una correspondencia lógica. Aparte de mostrar una falta de respeto a nuestros lectores, no estaríamos teniendo en cuenta la situación actual de la economía, marcada fundamentalmente por unos impuestos exacerbados y una preocupante inflación.
Todo parte de la exposición semántica del título.
El cerebro reptiliano ataca sin piedad con furia ante la aparente contradicción. Ahora hacemos una llamada al raciocinio y verás como con tres sencillos consejos, las palabras clave operativas son gestión, planificación y anticipación y la palabra resultado u objetivo es ahorro como hecho, o si lo prefieres, ahorrar como acción.
En realidad no hemos titulado: «Ahorra en Navidad».
Independientemente de ser un caramelito mediático, romperíamos con la ética, generando distorsión y frustración, que no es lo mismo que disonancia cognitiva y una solución. Y nuestro objetivo parte del fundamento científico. Si inicias a pleno en el núcleo de las fiestas, todo es más difícil.
¡Gracias por leernos!
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