Son recursos mediales
aquellos cuyo uso es el puente de posibilidad entre una idea y su realización. Por ejemplo, un ordenador muy barato puede ser caro y un ordenador caro resultar conveniente. Todo depende de las prestaciones que le vamos a exigir. Un software de asistencia a la gestión y diagnóstico continuo es un claro ejemplo en la mejora de la eficiencia. El objetivo es producir más en un equilibrio de inversión de recursos.
Recursos resistentes
las herramientas de trabajo y los enseres domésticos deben poder soportar el volumen y carga de trabajo más allá del desafío de la obsolescencia del material, rebasando al menos el punto de amortización. El ahorro está en su solidez y longevidad. La dilación en el tiempo de su vida útil. El objetivo es la seguridad y la garantía de que por largo tiempo no tendremos que comprar uno nuevo. Asociado al parámetro de retención del valor por el rendimiento aportado. Comprar un enser muy económico necesario en el desarrollo de nuestra tarea cuyos materiales son de gama baja nos obligará a tener que comprar uno nuevo a la mínima. Son esos momentos en que más es más.
Incremento paradójico.
Cantidades grandes de energía invertidas en el proceso de ensayo error que nos conducirá finalmente a la eficiencia.
La pérdida aparente.
La irrupción de un producto o servicio novedoso en el mercado puede hacer parecer que se está perdiendo una oportunidad al no adquirirlo en el momento inicial y ceder ventaja ante nuestros competidores, Sin embargo en los casos de tecnología crítica y productos que no se sabe muy bien si tendrán el éxito que pretenden, saber esperar un tiempo y observar, estudiar sus propiedades y realizar una evaluación crítica puede acabar suponiendo ganar tanto en el caso de que sea un fiasco, como de que podamos haberlo adquirido a mitad de precio un año después cuando su funcionamiento está demostrado y la demanda es equilibrada.
La Retención:
cuando logramos frenar una compra sencillamente porque hemos aprendido a prescindir de un hábito o rutina de consumo que ahora no nos podemos permitir, o no aportaba nada y ganamos en salud cuando dejamos de recurrir a ella.
Todas estas posibilidades nos ayudan a vencer un tiempo preestablecido de durabilidad de un producto. A cambiar el flujo de aprovechamiento del tiempo en pos de realizar actividades que nos reportan beneficio o dejar de lado otras que ahora no nos ayudan.
El intercambio o trueque
Permite disponer de bienes que nos son más útiles a nosotros que a su antiguo propietario. Por la misma regla esta figura se realiza porque disponemos de un bien que igualmente resulta de interés a la contraparte.
Los bancos de tiempo.
Son una figura muy interesante que se desarrolló en interesantes plataformas durante la crisis del 2008 y su resaca que en España llegó a 2016. Al más puro estilo cooperativista los intervinientes en la relación disponen de una serie de habilidades que ponen al servicio del resto, estableciendo una situación positiva de ganar/ganar entre ellos. No hay dinero de por medio. Sólo la realización de trabajos. El cierre de los tratos busca la equivalencia.
Recursos humanos.
Personas que prestan servicios /producción especializada cuyo desarrollo interno te requeriría una sobreinversión. Te dedicas a las ventas. Trabajas con Amazon, firma que te garantiza un sistema de logística (almacenamiento y entrega de stock orientado al cliente, rápido y que te ofrece una plataforma de pago y un programa de fidelización-feedback de posventa- cuya fiabilidad es reconocida a nivel mundial.
La esencia de los recursos accesorios representa el paso del nivel de consciencia a la concienciación.
Dominar sus facultades y ejercitarse en la práctica en una coordinada aplicación nos permite tapar las vías de agua de nuestro buque y pasar a ser gestores muy competentes dando el primer paso hacia la productividad.
Pasamos a jugar a otra liga, una división menos condicionada a los vaivenes de los mercados y centrada en pivotar hacia las mejores oportunidades.
Sabemos qué ocurre y tenemos herramientas ingeniosas para detectar el fallo y reaccionar para mejorar.
De repente el dinero queda reducido a algo que si bien puede no sobrar en exceso, deja de ser una obsesión. Es una parte. El error es abordar la realidad desde tomar la parte por el todo.
Es difícil detectar y subsanar errores si no ponemos atención en apreciar el poder de los recursos accesorios.
Instintivamente sabemos que falla algo, las cuentas lo dicen. Sin embargo necesitamos un puente de conocimiento, unos ítems de actuación. Son los recursos accesorios.
Hemos aprendido cuáles son nuestras prioridades. Si con la retención pueden hacerse auténticas barbaridades, imaginad que ocurre cuando se domina la estrategia y se da el salto a la fase productiva.
El tiempo es el juez de la posibilidad.
Dentro del tiempo y como elemento volitivo que depende de nosotros es crucial mantener un buen estado de salud, la conformación de un capital intelectual avanzado y el forjado de una motivación auténtica para la consecución de las metas que nos propongamos. Mejoramos el margen de calidad de vida en el tiempo y con él, la posibilidad de gozar de más y mejor tiempo. Dicho de otro modo, el tiempo es el escenario y el testigo principal del modo de gestionar una vida. Marca como resultado una historia personal y de cómo se suceden los acontecimientos y experiencias.
Dado que la noción de tiempo es muy amplia y que funcionamos por referencia, establecer conceptos específicos nos ayuda a acotarlo.
Así, definimos la duración de un objeto por su vida útil. Las personas nos regimos por el tiempo vital, que no es todo lo que vivimos estrictamente, sino el tiempo que vivimos en consciencia y con una calidad de vida que nos permite desenvolvernos con autonomía en el día a día. La jornada laboral se mide por tiempo. En ella debemos ajustar la productividad. Con las tareas que realizamos ocurre igual. El desafío es realizarlas con eficiencia, es decir, con la mayor calidad y en el menor tiempo posible y con el gasto de energía estrictamente necesario.
¿Ha pensado lo que implica en las perspectivas de crecimiento financiero quien se plantea endeudarse para obtener bienes o servicios de ocio?
-Un crédito supone el dinero que inviertes en la compra del bien o servicio.
-El tiempo y dinero en forma de intereses que vas a tener que necesitar para cubrir el pago.
-Cómo merma tu moral y tu energía el endeudamiento cuando las cuentas aprietan.
-El dinero que dejas de poder ahorrar en ese tiempo que llenas los bolsillos del banco.
Apalancar en ocio es síntoma de que el sistema de gestión es defectuoso. Está imperando una distorsión de prioridades. Es preciso reeducar los parámetros para reparar esa percepción de la economía. No siempre es tarde.
Así hacemos de forma conexa un enganche con el concepto de energía, que de pronto nos presenta dos definiciones:
Capacidad que tiene la materia de producir trabajo en forma de movimiento, luz, calor, etc
Capacidad y fuerza para actuar física o mentalmente.
La primera definición nos acerca a cómo la mecánica, la química, la electrónica y la tecnología se combinan en enseres capaces de realizar un trabajo. En su diseño reside el desafío de lograr máquinas que produzcan más, con un consumo energético menor, a ser posible mediante energías renovables y en un tiempo reducido.
La segunda definición habla de nosotros como personas humanas. Tanto individualmente, como en la vertiente colectiva, centramos la energía a partir del consenso. En virtud el acuerdo cualificado alrededor de una idea trae como resultado un producto que apalanca una cantidad moderada de energía y la multiplica en una fuerza resultante capaz de mover pesos enormes o de generar niveles de productividad inalcanzables para el ser humano en las mismas unidades de tiempo y que en recursos humanos requerirían un riesgo enorme o una exposición de mano de obra poco rentable.
Hay que saber en qué ocasiones racionalizar la energía nos supondrá un ahorro directo o indirecto y en qué situaciones, ser generosos en una aplicación de energía conlleva la capacidad de generar mayores cantidades.
La tecnología y sus aplicaciones pueden ayudarnos a afinar los procesos ergonómicos con el objetivo de conseguir mejores resultados mediante una correcta orientación del movimiento.
El espacio informa sobre una cantidad de energía estimada que será necesaria para implementar su uso. Igualmente habla de tiempos y de costes.
La coordinación ordenada de todos los vectores susceptibles de gestionarse racionalmente y en consecuencia de ahorrar informa un proceso inteligente.
Espacio, tiempo, recursos accesorios, dinero, energía, educación financiera y nociones fundamentales de economía que nos permiten interpretar el valor de bienes y servicios, el juicio de oportunidad. Conceptos todos vinculados de forma tan íntima que es imposible hablar de un proceso inteligente sin conocer tanto su lógica esencial, como el modo en que combinándolos de forma ordenada, producimos más y consumimos menos.
El tiempo se asocia en la matriz de posibilidad con el espacio.
El espacio es el fotograma. El tiempo la máquina que los hace sucederse. Todo ocurre en un espacio determinado. Aunque mediante el aprendizaje descubriremos que hay espacios más interesantes y productivos que otros en función de las actividades que en ellos se desarrollen. El modo como jugamos con los espacios, el tiempo y lo que hacemos dentro de ellos nos enseñará a optimizar su uso. La relación entre continente y contenido debe ser proporcionada. El tiempo es el motor y el espacio el escenario donde todo acontece. Marco y lienzo.
–Un espacio mal organizado es antieconómico. El orden es garantía de ahorro en costes.
-Un espacio pequeño bien organizado puede ser más rentable que uno grande por el mero hecho de ser grande. La cuestión es cómo conciliamos el ámbito de la naturaleza de nuestra actividad con las características del espacio.
–La capacidad de compra y las preferencias nos sitúan a priori en unos espacios concretos. ¿Qué ocurre si de pronto modificamos esas preferencias o las eliminamos? Ahorramos movilidad o la sustituimos por una hoja de ruta más conveniente, ahorramos dinero si aquel producto no era realmente necesario, o hemos encontrado una réplica más económica que cumple las funciones que APROVECHAREMOS. En cualquier caso el concepto de capacidad de compra debe complementarse con el de criterio de compra.
La capacidad por sí sola no es significativa de consumo inteligente.
El teletrabajo nos permite desvincular la noción tradicional de espacio físico como conditio sine qua non para la productividad. A día de hoy, se puede trabajar desde casa mejorando procesos y resultados. Se unen dos concepciones de espacio:
Espacio físico:
que va reduciendo sus dimensiones a medida que se optimizan los procesos de rotación en la producción y el almacenamiento y comercialización se convierten cada vez en una logística más ágil.
El espacio virtual:
La nube, plataformas de almacenamiento, asistencia y de comercio online, secretariado, verificación e inspección, sistemas de diagnóstico y autoevaluación, auditoría online… Ya no es estrictamente necesario disponer de una oficina física.
Podemos trabajar desde casa, triangulando online las gestiones de coordinación del producto/servicio que vendemos.
Encargamos la fabricación del producto, tramitamos el flete, delegamos su almacenamiento, exponemos en lineal virtual y trabajamos la posventa analizando mediante herramientas de software el funcionamiento de nuestra actividad. Antes era necesario un hardware enorme para albergar poco espacio de memoria. Hoy en día un tera cabe en un pen-drive.
El espacio virtual también tiene que estar bien organizado, igual que el software de tu ordenador.
Cuanto más ordenada sea una aplicación en el sentido de funcionalidad visual y orden de conceptos prioritarios, mayor rapidez, mejor gestión y minimización del error.
¿Qué sentido tiene contratar 1 tera en la nube si tienes un ordenador potente con la memoria repleta de fotos y vídeos?
El espacio es y siempre será muy importante. Igual que una casa. Puedes tener un piso de 150 metros cuadrados repleto de trastos y desordenado, o uno de 75 con mobiliario flotante, enseres convertibles y los elementos colocados de forma que puedas circular por los espacios de forma fluida. La idea que más cuesta desarrollar a la hora de liberar espacios físicos es el desapego.
Los espacios virtuales, cuando se pretenden funcionales, requieren una priorización en sus efectos.
Elimina lo prescindible y cíñete a lo esencial. Ahorras costes, tiempo, energía y garantizas un funcionamiento ágil de ese recurso cuyo fin es apalancar tu rendimiento, no entorpecer tu productividad. Hay personas que llegan a desarrollar Síndrome de Diógenes porque no tienen la capacidad de discernir la diferencia que hay, dentro del concepto de valor sentimental, sobre qué guardar y qué hay que tirar.
¿Cuándo fue la última vez que comprimiste tus archivos?
Tal vez no sea necesario contratar nube de pago, o sea suficiente con una parcela de capacidad de memoria más pequeña.
Juan Patricio Ybarra, desde la Academia de Formación IDEAS ha dinamizado un secretariado virtual.
Consiste en que una persona desde la base del teletrabajo presta servicios de secretariado centralizado a varias empresas. La tecnología lo hace posible. Un único espacio multiplica los efectos. Una medida inteligente de outsourcing que facilita a las empresas un mayor dinamismo y un ahorro en costes. Un nuevo concepto de empleo que demuestra que mientras unos oficios se extinguen surgen otros muy viables.
Estar en un espacio o en otro…cambia la historia de forma significativa.
-El tiempo que pasas en casa o en la biblioteca pública en lugar de en el bar ahorras.
-El tiempo que dejas una actividad no rentable por estar entrenando ahorras y a la vez ganas en salud. Quien sabe si entrenando puedes generar esa idea que marque la diferencia. Las endorfinas se portan de maravilla cuando nos cuidamos.
El orden y el número de concurrencia en varios espacios físicos también es importante:
¿Sale a cuenta ir a tres supermercados distintos si hay que coger el coche para desplazarnos?
¿Se han estudiado los márgenes de ahorro de esa compra dispersa y se han estipulado a tiempo como coste de oportunidad y al coste del consumo por el transporte?
Es tan sólo un ejemplo.
Ocupar un espacio virtual idóneo donde hay provecho que extraer no es lo mismo que estar divagando por la red, buscando sin criterios definidos.
Lo que el espacio conveniente te reporta y el cómo administras el tiempo, porque no vivimos eternamente, cada día es más importante mejorar en la toma de decisiones.
El ahorro inteligente como ciencia práctica viene dado por el dominio del juego inter-factorial que pone en su justa relación el dinero, con el tiempo, el espacio, la energía y los recursos accesorios.
De esa ponderación que sabe bien en qué momento más es menos y menos es más, obtenemos un concepto del ahorro cuya intendencia nos confiere una exquisita educación financiera, un crecimiento paulatino y seguro y una capacidad de selección de criterio cuya transferibilidad estratégica nos convierte precisamente en expertos en el manejo de la eficiencia.
Son muchas las personas que piensan que ahorrar es recortar gastos y que con eso es suficiente. Ahí aparece uno de los 7 vectores del ahorro:
El juicio de oportunidad. El valor del momento.
Tal vez, es una visión parcial. Sin embargo hay que atenerse a los criterios interpretativos de valor, precio y calidad en función del momento en el ciclo vital de un producto o servicio. Todos sabemos comparar dos precios y optar por el más reducido. Sin embargo la naturaleza implícita de cada producto implica un conjunto de variantes que es preciso estudiar con detenimiento.
-No es lo mismo adquirir un servicio/producto novedoso que cuando este se ha consolidado y se encuentra en un marco de competencia media que lo hace asequible.
-Una oferta no lo es por el mero hecho de presentarse a un precio económico. Ahí juega la capacidad para no entrar en distorsión de prioridades y decidir no comprarlo porque, independientemente de que sea barato, no lo necesitamos.
¿Cuántas personas llenan sus casas de productos de las tele-tiendas?
Se les conoce como acumuladores. Colapsan el espacio de productos que le suponen un dispendio enorme y que nunca van a utilizar y lo que es peor, que tendrán que malvender o regalar. Cuánto dinero, tiempo, energía y espacio desperdiciados.
El juicio de la oportunidad lo forman el conocimiento, la educación financiera, la habilidad gestora, el sentido común y la lógica.
Cuando aprendemos a dominar la logística, de repente el paso a la categoría de inversor potencial está dado.
El ahorro como ciencia interdisciplinar clama una concentración y un severo proceso de ensayo error y honesta evaluación. Al final, poco importa dominar la teoría. Lo que importa es no tan sólo cuánto dinero hay en la caja, sino cuánto podría haber. Y ello con el arte de no renunciar a una calidad de vida satisfactoria. Está lleno de personas que trabajan mucho para ganar mucho dinero, pero no tanto de personas capaces de convertir poco en mucho, de ver la renuncia no como un sacrificio, sino como un paso sólido hacia la educación para la riqueza. No hablemos de las pocas que saben cuál es el momento preciso de saber cuándo gastar mucho produce más.
Los recursos accesorios actúan como palanca multiplicando los efectos que nos proveen de una logística que a medio-largo plazo ofrece resultados extraordinarios.
La lección más valiosa de este proceso educativo es la consciencia de tiempo, espacio, energía y dinero en relación con los propios recursos accesorios. Ya se basen estos en la resistencia o el accésit a un nivel superior, es la base operativa infalible que consolida en la conciencia un proceso intencional.
La praxis de los 7 vectores del ahorro que conducen al éxito consolida, la supervivencia ingeniosa. La experiencia consciente nos conduce irremisiblemente a repetir lo bien hecho. Incluso a mejorarla.
Y sin embargo, en todo esto, el dinero queda relegado al cada vez más inteligente uso de la energía, al servicio de la salud que nos mantiene en con una creciente calidad de vida en las coordenadas espacio-tiempo.
El dinero, al final, no es más que el reflejo de superponer un sano grado de obstinación en hacer las cosas bien a la mera obsesión por obtenerlo. Dicho de otro modo y para concluir:
El dinero no es el fin, es la consecuencia.
El dinero en sí mismo no dice nada.
En nombre de la fijación por el dinero se pierde la perspectiva de oportunidades que no estaban tan lejos.
Lo verdadera relevante es el uso que hacemos de él. Y para gestionar de forma inteligente no hay otra explicación: existen al menos 6 vectores que le dan soporte al argumento de por qué a alguien las cosas le van bien y no es por pura suerte:
Control de las variables cotización de divisa-valor-precio, la gestión del tiempo, el espacio, la energía, los recursos accesorios y el juicio de oportunidad.
Del mismo modo la capacidad interpretativa que pone en relación valor objetivo, subjetivo con variables como el precio la cotización nos permitirán eo tempore obtener mayor rentabilidad en la defensa de nuestro patrimonio, como en la detección de oportunidades y como no, a proteger nuestra situación manteniendo estrategias que mejoren nuestro poder de negociación.
Podemos no disponer de mucha liquidez en un momento concreto. Tener estrategia e inteligencia financiera nos ofrece recursos y estrategia para no ceder con facilidad a cualquier precio, revalorizando ese bien. Son tiempos propicios para los inversores. ¿Qué habilidades tienes para no ponérselo fácil?
Conoce el valor de aquello que posees, empezando por tí mismo/a.
La coordinación ordenada de los 7 vectores del ahorro a nivel de micros es la clave para construir una economía inteligente y de reparar una herida en términos de un futuro garantista en base a la reeducación que en todos los terrenos asegura cada uno de esos vectores.
Imaginemos lo que supondría a nivel de macros para la economía de un país.
¿Y si nos replanteáramos el hecho de lo que está sucediendo ahora y nos aplicáramos en la organización/ejecución de los 7 vectores del ahorro?
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