Nuestro objetivo es conocer y dominar un ámbito tan pluri-angular como el ahorro en su espectro completo. Vamos a conocer los 7 vectores del ahorro.

 

En esta tercera entrega del ciclo temático: del micro-ahorro a la tranquilidad, abordaremos desde los 7 vectores del ahorro la respuesta a la cuestión ¿Qué?, respecto a ¿Qué bienes se pueden ahorrar? Vimos de forma enunciativa en la guía que esos grandes ejes eran:

-El dinero.

-La relación de equilibrio: cotización/precio/valor.

-Los recursos accesorios.

-El tiempo.

-El espacio.

-La energía.

-El juicio de la oportunidad.

Los 7 vectores del ahorro completan la dimensión absoluta de este fenómeno orientado a hacer nuestra vida más fácil e inteligente y  actúan de forma coordinada, ya que un comportamiento positivo o negativo en una de las siete variables influye indefectiblemente en el resto.

Así que tras definirlos en la siguiente disección, pasaremos a ver ejemplos prácticos que reflejan su potente interacción en el capítulo relativo a la estrategia y algunas ideas erróneas respecto al ahorro.

Cuando viene un mal momento tendrás que agarrarte a valores refugio como:

-Arrendar una segunda residencia. A ser posible evitar malvender.

-Poner una habilidad especial al servicio de otros que querrán relativizar su valor pero que confirman su interés por la insistencia.

-Vender bienes como arte, vino de reserva, acciones de una empresa, metales preciosos.

Interpretar adecuadamente las claves de cada momento y saber jugar estratégicamente la defensa de tus bienes frente a depredadores te permitirá decirles claramente que sabes que para ellos también tiene un valor como mínimo equivalente a su voluntad de querer comprar.

He ahí la clave para vender a un buen precio, no a cualquiera. Impón contra-condiciones. Demuestra que no vas a vender a la primera oferta, incluso a un precio competitivo.

Si no necesitas vender no lo hagas ahora porque de forma sistemática, el momento de ahora le dice al inversor que cuando alguien vende algo es porque está desesperado/a.

El consejo es siempre: aguanta. No te dejes presionar. Demuestra al depredador que como él hay más dispuestos a pagar. Es mejor vivir a pan y agua una semana que dejarte birlar. La mente es muy poderosa en ese sentido. Aprovecha la posibilidad de enfrentar en el esquema mental de quien te quiere comprar barato la idea de que prefieres perder la oportunidad a vendérselo a esa persona. Orgullo, amor propio, aguante, resistencia mental. Merece la pena. Siempre.  Equilibras la balanza.

Piensa que si vendes una propiedad pierdes con ella la capacidad de obtener rentas.

Es verdad que generalmente se defiende mejor aquello por lo que has tenido que trabajar duro.

Habitualmente la primera idea que se nos ocurre como palabra clave asociada al ahorro es el dinero.

Veremos que en la amplitud  de espectro necesaria para dominar el ahorro y el análisis de esos 7 elementos fundamentales, pensar en el dinero como filosofía única es tan sólo rascar la superficie.

El dinero:

Es con lo primero que te van a presionar. Sistema de acceso a la adquisición de bienes y/o derechos cuya validez reside en la autenticidad del timbre que le da cuerpo: un número de serie, un material concreto, un peso  y unas dimensiones específicas. Comprobada su autenticidad, el comportamiento del dinero se explica desde dos ángulos:

El valor de reconocimiento: Ambas partes que realizan una relación económica mediante la cual el dinero es el pago por la adquisición de un bien, un servicio y/o un derecho reconocen que lo que una recibe de la otra es precisa y legalmente lo que espera como compensación. El dinero como instrumento oficial limitado cuyo valor queda ligado al siguiente factor:

La cotización: es el valor que el dinero tiene en los mercados en relación a otras monedas internacionales con las que entra en juego. El equilibrio entre el producto interior bruto y las exportaciones que realiza un país informa sobre su salud financiera. El modo en que el dinero transita hacia dentro y hacia fuera.

Cuando el endeudamiento de un país se incrementa se produce una disminución del valor de su moneda, porque para hacer frente a una crisis es necesario devaluar la moneda a fin de poder seguir funcionando.

La consecuencia es la inflación. Se importa más que exporta. Los precios de productos y servicios aumentan. Nuestro poder de negociación a nivel internacional y particular disminuye. Ocurre así cuando la economía del país que atraviesa dificultades se contrae. Al no tener sentido sobre-producir para una demanda escasa, todo el sistema se ajusta en proporción. Se produce una especie de inhibición.

¿Qué ocurre cuando el mercado se contrae?

Disminución sintomática de la cotización de la divisa. Se debilita el poder de negociación. Mantener el atractivo cuando estamos heridos aumenta el interés de otros países en invertir y forzar los precios a la baja. Propiciar ese interés de seguir vendiendo porque nos estamos quedando secos requiere que:

Supervivencia artificial: las empresas que se encuentran comprometidas tienen que aligerar estructuras, malvender y en el peor de los casos, perder control de la empresa al tener que ceder parte del accionariado.

Recurso al crédito de rescate.

-Desaparecen puestos de trabajo por reducción de plantillas.

Extinción de algunas profesiones y nacimiento de otras emergentes cuya base es una idea simple y fácil de replicar.

Quiebran o sufren muchas empresas.

-Liquidación masiva de bienes refugio (metales preciosos, propiedades, arte, etc)

-Se fomenta el mercado del trueque.

Los salarios disminuyen. Alemania superó con celeridad la crisis de 2008 porque sus ciudadanos estaban mentalizados para aceptar una disminución de salario frente a la posibilidad de quedarse sin trabajo.

Los contra-mercados, aquellos que compran cuando otros venden por necesidad tienen campo abonado para invertir e incrementar su riqueza.

Emigración y pérdida de capital intelectual por parte de los ciudadanos profesionalmente más preparados a países emergentes o más fuertes. Lo que conocemos como fuga de cerebros.

Muy importante: -Desarrollo de una idea que ahora podría funcionar.

Los mercados extraños con comportamientos aún más extraños, pueden hacer viables ideas que antes hubieran resultado extravagantes y ahora resultar factibles.

¿Tienes una idea?

Conviértela en dinero. Aquí estamos en un nivel sustitutivo o incremental que, en función de sus resultados, puede paliar la amenaza de la escasez por una nueva oportunidad en tiempos convulsos. Está bien ahorrar, y mucho más poder sacar partido de una habilidad o conocimiento susceptible de llevar a la práctica y que tenga capacidad de satisfacer una amplia demanda. A mi, por ejemplo, me gusta crear guías. Independientemente de que este ciclo lo he emprendido sin otro ánimo que el de ayudarte a superar los momentos difíciles, otros trabajos por un precio módico pueden ayudar en otros aspectos prácticos. Y sin tener que invertir. Sólo un saber hacer y la aplicación del capital intelectual en pos de la solución de problemas a situaciones actuales. Tal vez tengas a bien saber hacer algo que se cotiza. El valor está en lo trascendente.

El problema es llevar al extremo especulativo el concepto y parecer una arenga a la idea millonaria.

Ni mucho menos. Estamos hablando de tener la capacidad de enfriar la mente, tomar conciencia de los recursos propios y centrar una idea que nos ayude a generar ingresos principales, sustitutivos o recurrentes. Perder un trabajo siempre supone un shock. ¿Qué tenemos dentro que nos ayuda a sobrevivir? ¿Incluso a descubrir facetas potencialmente muy rentables?

Poner en marcha habilidades secundarias y profesionalizarlas:

Tal vez nos hayan despedido de la oficina, no obstante los conocimientos de ebanistería que poseemos nos permitan vender un producto artesanal a un target exquisito en sus gustos que no acusa la crisis. También puede tratarse de una habilidad común que nos ofrece trabajo cuando nuestro sector no tiene posibilidades en el presente.

Para conocer cuál es el valor de una moneda, su cotización en un momento determinado no hay más que consultar cuánto dinero nos dan por nuestro dinero.

La impronta del euro obligó al dólar a bajar su cotización para que el viejo continente tuviera interés en realizar intercambios comerciales. La incipiente fuerza de la UE y el crecimiento de la oferta de Oriente en una multitud de productos obligó a los EEUU a replantearse la fuerza del dólar en aquel momento. El dólar sufre ante el impacto de las criptomonedas punteras y divisas de países que actúan en bloques comerciales confederados.

Cuando la relación es favorable, en el instante que la economía mejora, lo que se produce es una descontracción.

Las deudas se han paliado bien en base a una recuperación natural, la condonación de la propia deuda o el establecimiento de un plan de pago que desahoga. No obstante, esa alegría provisional no debe inducirnos a tirarnos a muerte al consumo. Estamos en respiración artificial. Demostremos que vamos aprendiendo.

Lo que produce la deflación es el hecho de generar nuevas ventas, reabrir estructuras, performance del concepto tradicional así como crear ideas nuevas.

En este punto se hace necesario disociar el precio del valor.

Por lo general el establecimiento de un precio queda sujeto a la ley de la oferta y la demanda. Los consumidores deciden por sus hábitos y preferencias qué productos desean. Cuando los mercados son perversos pueden llegar a destruir superávit para controlar el precio. Llegado el momento de crear artificialmente una oferta escasa de un bien de primera necesidad, independientemente de su valor intrínseco, su valor subjetivo se dispara y esa descompensación se  expresa mediante un precio que excede su valor.

El precio es la fijación de una cantidad pecuniaria a satisfacer para la obtención de un bien, servicio o derecho.

No es lo mismo lo que vale realmente un producto que lo que se hace pagar por él.

La distorsión de un valor por el agregado de  atributos como la antigüedad, el valor de afección, la vinculación a un personaje carismático, a un momento concreto, el enlace emocional a una leyenda, puede incrementar el precio de forma significativa. La conservación de un bien y los tiempos que evoca pueden disparar su valor percibido. Con ello y al arrastre, el precio.

 Esta situación acontece generalmente con los bienes no tangibles o de precio subjetivo cuyos puntales de valor se establecen en base a unos cánones frágiles y a veces misteriosos que propician que el precio del producto sea exclusivo. Inalcanzable.

Un valor sobre-inflado que a medida que el servicio o bien exclusivo circula de mano en mano en un mercado selectivo incrementa sistemáticamente su precio. Al haberse establecido real o artificialmente su valor, la demanda que lo envuelve por su genuinidad se dispara a un precio muy elevado sólo al alcance de carteras muy potentes.

Las élites siempre fomentarán ese mercado y su dinamización porque su valor por la exclusividad que lo reviste, sólo puede suponer un incremento de precio.

Es una constante en los selectivos mercados del arte y la enología. Cuando la crisis es profunda acaba sucediendo en los límites con cualquier producto, de manera que el precio en dinero de una barra de pan pesa más un momento dado por la diferencia entre poder comer, o por el contrario, morir de hambre. La reventa en los mercados de expolio financiero en relación a los productos de primera necesidad.

En el caso de las economías estándar:

-Sufres un ERTE.

-Estás en la oficina de desempleo recibiendo una retribución que se está agotando.

-Has tenido que cerrar tu empresa temporalmente y vives con las reservas o un fondo artificial a crédito.

-Sólo vives de tus reservas.

Sólo te queda una alternativa y es afinar la gestión del poco dinero que te quede, si lo hay y de bienes como la energía, el tiempo, el espacio y los Recursos accesorios.

En su correcta conjugación va la supervivencia.

A efectos de economía personal ocurre lo mismo que con el juego oferta/demanda e inflación/deflación. Cuando las cuentas están justitas todo precio es inflado porque al ser tu dinero limitado y muy ajustado a un plazo de disponibilidad concreto, tendrás que desarrollar habilidades para, con lo disponible, aumentar la horquilla. Ahí juegan el ahorro propiamente, pero también la sustitución, la reutilización, la pérdida aparente, el reciclaje, la racionalización, el incremento paradójico, el intercambio, los bancos de tiempo, los Recursos Humanos y la retención.

Veamos en qué consisten estas estrategias. Las desglosaremos específicamente más adelante en el capítulo específico:

La sustitución: cuando conseguimos convertir un tiempo que anteriormente dedicábamos a una actividad que costaba dinero y lo reemplazamos en su aplicación de un desempeño que en el mismo o menos tiempo nos aporta dinero, nuevo concepto de tiempo, constructivo cuando la nueva solución nos hace crecer, recursos accesorios, y/o aprendizaje.

La racionalización: dosificar los recursos energéticos a un uso estrictamente necesario, empezando por moderar excesos y consumos absurdos. La domótica ha dado un paso importante en la racionalización energética pudiendo programar tiempos y cantidades a los suministros que abastecen el hogar. Igual con el consumo de combustible de tu medio de transporte. Tal vez sea hora de plantearse hacer las gestiones que tramitas en la ciudad a pie, en patinete, en bicicleta, o transporte público.

Reutilizar un bien o elemento cuando este por su naturaleza lo permite sin temor a sufrir riesgo alguno nos permite no gastar dinero en otro igual o similar del que podemos hacer uso en más de una ocasión.

El reciclaje de enseres en otros usos tras su vida principal útil.

Denominamos Recursos accesorios a todos aquellos bienes cuyo consumo hay que racionalizar en su cantidad a fin de poder disponer de ellos más tiempo.

Son recursos mediales

aquellos cuyo uso es el puente de posibilidad entre una idea y su realización. Por ejemplo, un ordenador muy barato puede ser caro y un ordenador caro resultar conveniente. Todo depende de las prestaciones que le vamos a exigir. Un software de asistencia  a la gestión y diagnóstico continuo es un claro ejemplo en la mejora de la eficiencia. El objetivo es producir más en un equilibrio de inversión de recursos.

Recursos resistentes

las herramientas de trabajo y los enseres domésticos deben poder soportar el volumen y carga de trabajo más allá del desafío de la obsolescencia del material, rebasando al menos el punto de amortización. El ahorro está en su solidez y longevidad. La dilación en el tiempo de su vida útil. El objetivo es la seguridad y la garantía de que por largo tiempo no tendremos que comprar uno nuevo. Asociado al parámetro de retención del valor por el rendimiento aportado. Comprar un enser muy económico necesario en el desarrollo de nuestra tarea cuyos materiales son de gama baja nos obligará a tener que comprar uno nuevo a la mínima. Son esos momentos en que más es más.

Incremento paradójico.

Cantidades grandes de energía invertidas en el proceso de ensayo error que nos conducirá finalmente a la eficiencia.

La pérdida aparente.

La irrupción de un producto o servicio novedoso en el mercado puede hacer parecer que se está perdiendo una oportunidad al no adquirirlo en el momento inicial y ceder ventaja ante nuestros competidores, Sin embargo en los casos de tecnología crítica y productos que no se sabe muy bien si tendrán el éxito que pretenden, saber esperar un tiempo y observar, estudiar sus propiedades y realizar una evaluación crítica puede acabar suponiendo ganar tanto en el caso de que sea un fiasco, como de que podamos haberlo adquirido a mitad de precio un año después cuando su funcionamiento está demostrado y la demanda es equilibrada.

La Retención:

cuando logramos frenar una compra sencillamente porque hemos aprendido a prescindir de un hábito o rutina de consumo que ahora no nos podemos permitir, o no aportaba nada y ganamos en salud cuando dejamos de recurrir a ella.

Todas estas posibilidades nos ayudan a vencer un tiempo preestablecido de durabilidad de un producto. A cambiar el flujo de aprovechamiento del tiempo en pos de realizar actividades que nos reportan beneficio o dejar de lado otras que ahora no nos ayudan.

El intercambio o trueque

Permite disponer de bienes que nos son más útiles a nosotros que a su antiguo propietario. Por la misma regla esta figura se realiza porque disponemos de un bien que igualmente resulta de interés a la contraparte.

Los bancos de tiempo.

Son una figura muy interesante que se desarrolló en interesantes plataformas durante la crisis del 2008 y su resaca que en España llegó a 2016.  Al más puro estilo cooperativista los intervinientes en la relación disponen de una serie de habilidades que ponen al servicio del resto, estableciendo una situación positiva de ganar/ganar entre ellos. No hay dinero de por medio. Sólo la realización de trabajos. El cierre de los tratos busca la equivalencia.

Recursos humanos.

Personas que prestan servicios /producción especializada cuyo desarrollo interno te requeriría una sobreinversión. Te dedicas a las ventas. Trabajas con Amazon, firma que te garantiza un sistema de logística (almacenamiento y entrega de stock orientado al cliente, rápido y que te ofrece una plataforma de pago y un programa de fidelización-feedback de posventa- cuya fiabilidad es reconocida a nivel mundial.

La esencia de los recursos accesorios representa el paso del nivel de consciencia a la concienciación.

Dominar sus facultades y ejercitarse en la práctica en una coordinada aplicación nos permite tapar las vías de agua de nuestro buque y pasar a ser gestores muy competentes dando el primer paso hacia la productividad.

Pasamos a jugar a otra liga, una división menos condicionada a los vaivenes de los mercados y centrada en pivotar hacia las mejores oportunidades.

Sabemos qué ocurre y tenemos herramientas ingeniosas para detectar el fallo y reaccionar para mejorar.

De repente el dinero queda reducido a algo que si bien puede no sobrar en exceso, deja de ser una obsesión. Es una parte. El error es abordar la realidad desde tomar la parte por el todo.

Es difícil detectar y subsanar errores si no ponemos atención en apreciar el poder de los recursos accesorios.

Instintivamente sabemos que falla algo, las cuentas lo dicen. Sin embargo necesitamos un puente de conocimiento, unos ítems de actuación. Son los recursos accesorios.

Hemos aprendido cuáles son nuestras prioridades. Si con la retención pueden hacerse auténticas barbaridades, imaginad que ocurre cuando se domina la estrategia y se da el salto a la fase productiva.

El tiempo es el juez de la posibilidad.

Dentro del tiempo y como elemento volitivo que depende de nosotros es crucial mantener un buen estado de salud, la conformación de un capital intelectual avanzado y el forjado de una motivación auténtica para la consecución de las metas que nos propongamos. Mejoramos el margen de calidad de vida en el tiempo y con él, la posibilidad de gozar de más y mejor tiempo. Dicho de otro modo, el tiempo es el escenario y el testigo principal del modo de gestionar una vida. Marca como resultado una historia personal y de cómo se suceden los acontecimientos y experiencias.

Dado que la noción de tiempo es muy amplia y que funcionamos por referencia, establecer conceptos específicos nos ayuda a acotarlo.

Así, definimos la duración de un objeto por su vida útil. Las personas nos regimos por el tiempo vital, que no es todo lo que vivimos estrictamente, sino el tiempo que vivimos en consciencia y con una calidad de vida que nos permite desenvolvernos con autonomía en el día a día. La jornada laboral se mide por tiempo. En ella debemos ajustar la productividad. Con las tareas que realizamos ocurre igual. El desafío es realizarlas con eficiencia, es decir, con la mayor calidad y en el menor tiempo posible y con el gasto de energía estrictamente necesario.

¿Ha pensado lo que implica en las perspectivas de crecimiento financiero quien se plantea endeudarse para obtener bienes o servicios de ocio?

-Un crédito supone el dinero que inviertes en la compra del bien o servicio.

-El tiempo y dinero en forma de intereses que vas a tener que necesitar para cubrir el pago.

-Cómo merma tu moral y tu energía el endeudamiento cuando las cuentas aprietan.

-El dinero que dejas de poder ahorrar en ese tiempo que llenas los bolsillos del banco.

Apalancar en ocio es síntoma de que el sistema de gestión es defectuoso. Está imperando una distorsión de prioridades. Es preciso reeducar los parámetros para reparar esa percepción de la economía. No siempre es tarde.

Así hacemos de forma conexa un enganche con el concepto de energía, que de pronto nos presenta dos definiciones:

Capacidad que tiene la materia de producir trabajo en forma de movimiento, luz, calor, etc  

Capacidad y fuerza para actuar física o mentalmente. 

La primera definición nos acerca a cómo la mecánica, la química, la electrónica y la tecnología se combinan en enseres capaces de realizar un trabajo. En su diseño reside el desafío de lograr máquinas que produzcan más, con un consumo energético menor, a ser posible mediante energías renovables y en un tiempo reducido.

La segunda definición habla de nosotros como personas humanas. Tanto individualmente, como en la vertiente colectiva, centramos la energía a partir del consenso. En virtud el acuerdo cualificado alrededor de una idea trae como resultado un producto que apalanca una cantidad moderada de energía y la multiplica en una fuerza resultante capaz de mover pesos enormes o de generar niveles de productividad inalcanzables para el ser humano en las mismas unidades de tiempo y que en recursos humanos requerirían un riesgo enorme o una exposición de mano de obra poco rentable.

Hay que saber en qué ocasiones racionalizar la energía nos supondrá un ahorro directo o indirecto y en qué situaciones, ser generosos en una aplicación de energía conlleva la capacidad de generar mayores cantidades.

La tecnología y sus aplicaciones pueden ayudarnos a afinar los procesos ergonómicos con el objetivo de conseguir mejores resultados mediante una correcta orientación del movimiento.

El espacio informa sobre una cantidad de energía estimada que será necesaria para implementar su uso. Igualmente habla de tiempos y de costes.

La coordinación ordenada de todos los vectores susceptibles de gestionarse racionalmente y en consecuencia de ahorrar informa un proceso inteligente.

Espacio, tiempo, recursos accesorios, dinero, energía, educación financiera y nociones fundamentales de economía que nos permiten interpretar el valor de bienes y servicios, el juicio de oportunidad. Conceptos todos vinculados de forma tan íntima que es imposible hablar de un proceso inteligente sin conocer tanto su lógica esencial, como el modo en que combinándolos de forma ordenada, producimos más y consumimos menos.

El tiempo se asocia en la matriz de posibilidad con el espacio.

El espacio es el fotograma. El tiempo la máquina que los hace sucederse. Todo ocurre en un espacio determinado. Aunque mediante el aprendizaje descubriremos que hay espacios más interesantes y productivos que otros en función de las actividades que en ellos se desarrollen. El modo como jugamos con los espacios, el tiempo y lo que hacemos dentro de ellos nos enseñará a optimizar su uso. La relación entre continente y contenido debe ser proporcionada. El tiempo es el motor y el espacio el escenario donde todo acontece. Marco y lienzo.

Un espacio mal organizado es antieconómico. El orden es garantía de ahorro en costes.

-Un espacio pequeño bien organizado puede ser más rentable que uno grande por el mero hecho de ser grande. La cuestión es cómo conciliamos el ámbito de la naturaleza de nuestra actividad con las características del espacio.

La capacidad de compra y las preferencias nos sitúan a priori en unos espacios concretos. ¿Qué ocurre si de pronto modificamos esas preferencias o las eliminamos? Ahorramos movilidad o la sustituimos por una hoja de ruta más conveniente, ahorramos dinero si aquel producto no era realmente necesario, o hemos encontrado una réplica más económica que cumple las funciones que APROVECHAREMOS. En cualquier caso el concepto de capacidad de compra debe complementarse con el de criterio de compra.

La capacidad por sí sola no es significativa de consumo inteligente.

El teletrabajo nos permite desvincular la noción tradicional de espacio físico como conditio sine qua non para la productividad. A día de hoy, se puede trabajar desde casa mejorando procesos y resultados. Se unen dos concepciones de espacio:

Espacio físico:

que va reduciendo sus dimensiones a medida que se optimizan los procesos de rotación en la producción y el almacenamiento y comercialización se convierten cada vez en una logística más ágil.

El espacio virtual:

La nube, plataformas de almacenamiento, asistencia y de comercio online, secretariado, verificación e inspección, sistemas de diagnóstico y autoevaluación, auditoría online… Ya no es estrictamente necesario disponer de una oficina física.

Podemos trabajar desde casa, triangulando online las gestiones de coordinación del producto/servicio que vendemos.

Encargamos la fabricación del producto, tramitamos el flete, delegamos su almacenamiento, exponemos en lineal virtual y trabajamos la posventa analizando mediante herramientas de software el funcionamiento de nuestra actividad. Antes era necesario un hardware enorme para albergar poco espacio de memoria. Hoy en día un tera cabe en un pen-drive.

El espacio virtual también tiene que estar bien organizado, igual que el software de tu ordenador.

Cuanto más ordenada sea una aplicación en el sentido de funcionalidad visual y orden de conceptos prioritarios, mayor rapidez, mejor gestión y minimización del error.

¿Qué sentido tiene contratar 1 tera en la nube si tienes un ordenador potente con la memoria repleta de fotos y vídeos?

El espacio es y siempre será muy importante. Igual que una casa. Puedes tener un piso de 150 metros cuadrados repleto de trastos y desordenado, o uno de 75 con mobiliario flotante, enseres convertibles y los elementos colocados de forma que puedas circular por los espacios de forma fluida. La idea que más cuesta desarrollar a la hora de liberar espacios físicos es el desapego.

Los espacios virtuales, cuando se pretenden funcionales, requieren una priorización en sus efectos.

Elimina lo prescindible y cíñete a lo esencial. Ahorras costes, tiempo, energía y garantizas un funcionamiento ágil de ese recurso cuyo fin es apalancar tu rendimiento, no entorpecer tu productividad. Hay personas que llegan a desarrollar Síndrome de Diógenes porque no tienen la capacidad de discernir la diferencia que hay, dentro del concepto de valor sentimental, sobre qué guardar y qué hay que tirar.

¿Cuándo fue la última vez que comprimiste tus archivos?

Tal vez no sea necesario contratar nube de pago, o sea suficiente con una parcela de capacidad de memoria más pequeña.

Juan Patricio Ybarra, desde la Academia de Formación IDEAS ha dinamizado un secretariado virtual.

Consiste en que una persona desde la base del teletrabajo presta servicios de secretariado centralizado a varias empresas. La tecnología lo hace posible. Un único espacio multiplica los efectos. Una medida inteligente de outsourcing que facilita a las empresas un mayor dinamismo y un ahorro en costes. Un nuevo concepto de empleo que demuestra que mientras unos oficios se extinguen surgen otros muy viables.

Estar en un espacio o en otro…cambia la historia de forma significativa.

-El tiempo que pasas en casa o en la biblioteca pública en lugar de en el bar ahorras.

-El tiempo que dejas una actividad no rentable por estar entrenando ahorras y a la vez ganas en salud. Quien sabe si entrenando puedes generar esa idea que marque la diferencia. Las endorfinas se portan de maravilla cuando nos cuidamos.

El orden y el número de concurrencia en varios espacios físicos  también es importante:

¿Sale a cuenta ir a tres supermercados distintos si hay que coger el coche para desplazarnos?

¿Se han estudiado los márgenes de ahorro de esa compra dispersa y se han estipulado a tiempo como coste de oportunidad y al coste del consumo por el transporte?

Es tan sólo un ejemplo.

Ocupar un espacio virtual idóneo donde hay provecho que extraer no es lo mismo que estar divagando por la red, buscando sin criterios definidos.

Lo que el espacio conveniente te reporta y el cómo administras el tiempo, porque no vivimos eternamente, cada día es más importante mejorar en la toma de decisiones.

El ahorro inteligente como ciencia práctica viene dado por el dominio del juego inter-factorial que pone en su justa relación el dinero, con el tiempo, el espacio, la energía y los recursos accesorios.

De esa ponderación que sabe bien en qué momento más es menos y menos es más, obtenemos un concepto del ahorro cuya intendencia nos confiere una exquisita educación financiera, un crecimiento paulatino y seguro y una capacidad de selección de criterio cuya transferibilidad estratégica nos convierte precisamente en expertos en el manejo de la eficiencia.

Son muchas las personas que piensan que ahorrar es recortar gastos y que con eso es suficiente. Ahí aparece uno de los 7 vectores del ahorro:

El juicio de oportunidad. El valor del momento.

Tal vez, es una visión parcial. Sin embargo hay que atenerse a los criterios interpretativos de valor, precio  y calidad en función del momento en el ciclo vital de un producto o servicio. Todos sabemos comparar dos precios y optar por el más reducido. Sin embargo la naturaleza implícita de cada producto implica un conjunto de variantes que es preciso estudiar con detenimiento.

-No es lo mismo adquirir un servicio/producto novedoso que cuando este se ha consolidado y se encuentra en un marco de competencia media que lo hace asequible.

-Una oferta no lo es por el mero hecho de presentarse a un precio económico. Ahí juega la capacidad para no entrar en distorsión de prioridades y decidir no comprarlo porque, independientemente de que sea barato, no lo necesitamos.

¿Cuántas personas llenan sus casas de productos de las tele-tiendas?

Se les conoce como acumuladores. Colapsan el espacio de productos que le suponen un dispendio enorme y que nunca van a utilizar y lo que es peor, que tendrán que malvender o regalar. Cuánto dinero, tiempo, energía y espacio desperdiciados.

El juicio de la oportunidad lo forman el conocimiento, la educación financiera, la habilidad gestora, el sentido común y la lógica.

Cuando aprendemos a dominar la logística, de repente el paso a la categoría de inversor potencial está dado.

El ahorro como ciencia interdisciplinar clama una concentración y un severo proceso de ensayo error y honesta evaluación. Al final, poco importa dominar la teoría. Lo que importa es no tan sólo cuánto dinero hay en la caja, sino cuánto podría haber. Y ello con el arte de no renunciar a una calidad de vida satisfactoria. Está lleno de personas que trabajan mucho para ganar mucho dinero, pero no tanto de personas capaces de convertir poco en mucho, de ver la renuncia no como un sacrificio, sino como un paso sólido hacia la educación para la riqueza. No hablemos de las pocas que saben cuál es el momento preciso de saber cuándo gastar mucho produce más.

Los recursos accesorios actúan como palanca multiplicando los efectos que nos proveen de una logística que a medio-largo plazo ofrece resultados extraordinarios.

La lección más valiosa de este proceso educativo es la consciencia de tiempo, espacio, energía y dinero en relación con los propios recursos accesorios. Ya se basen estos en la resistencia o el accésit a un nivel superior, es la base operativa infalible que consolida en la conciencia un proceso intencional.

La praxis de los 7 vectores del ahorro que conducen al éxito consolida, la supervivencia ingeniosa. La experiencia consciente nos conduce irremisiblemente a repetir lo bien hecho. Incluso a mejorarla.

Y sin embargo, en todo esto, el dinero queda relegado al cada vez más inteligente uso de la energía, al servicio de la salud que nos mantiene en con una creciente calidad de vida en las coordenadas espacio-tiempo.

El dinero, al final, no es más que el reflejo de superponer un sano grado de obstinación en hacer las cosas bien a la mera obsesión por obtenerlo. Dicho de otro modo y para concluir:

El dinero no es el fin, es la consecuencia.

El dinero en sí mismo no dice nada.

En nombre de la fijación por el dinero se pierde la perspectiva de oportunidades que no estaban tan lejos.

Lo verdadera relevante es el uso que hacemos  de él. Y para gestionar de forma inteligente no hay otra explicación: existen al menos 6 vectores que le dan soporte al argumento de por qué a alguien las cosas le van bien y no es por pura suerte:

Control de las variables cotización de divisa-valor-precio, la gestión del tiempo, el espacio, la energía, los recursos accesorios y el juicio de oportunidad.

Del mismo modo la capacidad interpretativa que pone en relación valor objetivo, subjetivo con variables como el precio  la cotización nos permitirán eo tempore obtener mayor rentabilidad en la defensa de nuestro patrimonio, como en la detección de oportunidades y como no, a proteger nuestra situación manteniendo estrategias que mejoren nuestro poder de negociación.

Podemos no disponer de mucha liquidez en un momento concreto. Tener estrategia e inteligencia financiera nos ofrece recursos y estrategia para no ceder con facilidad a cualquier precio, revalorizando ese bien. Son tiempos propicios para los inversores. ¿Qué habilidades tienes para no ponérselo fácil?

Conoce el valor de aquello que posees, empezando por tí mismo/a.

La coordinación ordenada de los 7 vectores del ahorro a nivel de micros es la clave para construir una economía inteligente y de reparar una herida en términos de un futuro garantista en base a la reeducación que en todos los terrenos asegura cada uno de esos vectores.

Imaginemos lo que supondría a nivel de macros para la economía de un país.

¿Y si nos replanteáramos el hecho de lo que está sucediendo ahora y nos aplicáramos en la organización/ejecución de los 7 vectores del ahorro?

 

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