Cuando descubrimos una cadena de sumisión en el ámbito laboral, llega un momento en que nos preguntamos:
¿Qué fue de aquel mundo laboral en que todo tenía sentido?
Si te vistes por los pies, experimentas que parece que el mundo está perdiendo el norte. Y lo que es peor, hay quién no sólo vive al margen de la realidad, sino que además la niega y se resiste a su dinámica. Se somete para no sufrir. Sin embargo la capacidad agónica, la actitud de encarar y asumir que soportar y afrontar la dureza de ciertos procesos, garantiza el éxito a largo plazo.
Esos somos los menos.
Siempre hay un buitre en forma de mando laboral, interno o externo, local o superior, dispuesto a institucionalizar ese punto de debilidad social estableciendo incentivos a sus dinamizadores…o ejecutores. Hay muchas personas que para su desgracia y por la fragilidad de escala de valores, por lo aburrido de su vida, el miedo o todo junto, es pasto de explotación por parte de gestores de la cadena de sumisión.
Una curiosa paradoja. Mobbing en ámbitos eminentemente cooperativos: sanidad y educación.
Siendo un clásico el mobbing en entornos de alta competitividad como los seguros, las finanzas o la política nos formulamos una pregunta:
¿Por qué será que en la mayor proporción de Top de empresas, ámbitos y enseñas que estilan aplicar el mobbing a sus compañeros y/o subordinados, áreas profesionales que deberían basarse en la cooperación y el trabajo en equipo por antonomasia, se comportan con una depredación y competencia feroz? Incluso el compañero más manso, la mosquita muerta de turno, se convierte en un ser manipulable y alevoso. El más inesperado puede traicionarte por un cargo que ni se paga, un reconocimiento, o un plus de sueldo cuyo random de escalabilidad es ridículo. Como un micro-sicariado, pero a lo cutre. Un modus operandi basado en patrones comunes y en forzar de forma coordinada la erosión emocional de la víctima como fin. Apartar a alguien de un cargo, contar mal la puntuación de un profesional para que no pueda acceder a una lista a sabiendas de que está obrando irregularmente, procurar una plaza libre para que lo ocupe un afín, o dar malvivir por simple deformación y perversión. Lo ideal, el objetivo a nivel de terapia e intervención, es aprovisionar de recursos y estrategias al sujeto pasivo para que pueda defenderse en el mejor de los casos.
En el ámbito de la intervención terapéutica y en los casos de indefensión, deben garantizarse tres objetivos:
1-La víctima tiene derecho a trabajar de forma pacífica. Por dignidad.
2-De alguna manera, los acosadores, la cadena de sumisión, debe ser sancionada. He visto en algunos casos que el promotor de la propia cadena ha sido forzado a tomar medidas por superiores jerárquicos como desmembrar a los elementos de la cadena en otros centros de trabajo que esta persona, por decir algo, coordinaba, a la que dejaba hacer. O ambas cosas a partir de una consigna.
3-Velar por la salud física y mental de la persona que padece esos vacíos, amenazas, humillaciones y emboscadas por parte de sus superiores y compañeros.
-¿Son conscientes de las consecuencias que acarrea lo que algunos interpretan como cumplir una orden, o la creencia de divertirse a costa de molestar a otros con la excusa de que son foráneos o no comparten su forma de trabajar?
-Son cómplices aquellos compañeros/as que no ayudan a la persona afectada. ¿Hasta qué punto no inmiscuirse no es en sí una forma de complicidad? En ocasiones y desde la distancia, quienes no participan pueden mantenerse al margen de esas cadenas y hacerlo visible. Son situaciones complejas. En una ocasión no hice llamar al orden a ciertas personas que supieron mantenerse al margen.
Amenazas físicas, humillaciones, clima sutil dirigido a incomodar de forma colegiada, acoso individual o corporativo.
Muchas son las formas de desarbolar a la persona que no está preparada para afrontar estas situaciones. El miedo reverencial es un mal amigo para vencer estas contiendas, innecesarias en cualquier caso. Tribulaciones que para la persona benévola, que confía y sólo quiere disfrutar del desarrollo pacífico de sus funciones en el trabajo, se hacen muy cuesta arriba.
Nos han inculcado culturalmente que hay que obedecer a la autoridad.
Para personas más dóciles y expuestas a sufrimientos difíciles o imposibles de soportar, confrontar a quien reviste una autoridad formal crea una disonancia cognitiva harto compleja de procesar de forma autónoma. Ahí está el mal en los casos en que los estragos del mobbing son graves, o muy graves. Quienes tenemos una visión del liderazgo de espectro más completo, distinguimos fácilmente a un cantamañanas, de un perfil legítimo de mando. Hoy sabemos que esa afirmación respecto de la validez de un rol de cargo es condicional y que la autoridad lo es en autenticidad por otros atributos positivos y reconocidos, como son el buen juicio, el respeto, la congruencia, el ejemplo, la equidad y la ética. He llegado a ver a presuntos líderes arengar en contra de otros profesionales y enfrentar a la comunidad social para generar quejas de clientes, familias y alumnos a partir de emboscadas creadas por ellas/ellos mismos. ¿Liderazgo?
El peso de la confirmación cualificada.
Cierta vez le pregunté a un terapeuta laboral si era casual que cuando hacías visible que disfrutas de tu trabajo e ibas suelto, innovas, arriesgas con fórmulas singulares, y muestras un perfil noble de exigencia, eres objetivo de ataque. Y afirmó categóricamente.
Disfrutar de tu trabajo, ser original, variar la narrativa, está mal visto.
Es fuente innegable de reacciones tóxicas, de recelo, de violentas susceptibilidades. El éxito de estos ataques depende de dos factores que puedes anular por tu sistema de construcción interna:
1-Las aspiraciones: ¿Por qué no quieres llegar a tener un cargo ni te interesa? Sabemos que la forma de construir la realidad desde el ángulo político arruina cualquier posibilidad de utilidad real y de trascendencia legítima a partir de un cargo. Tiempo atrás, tal vez si. Hoy en día no, porque cualquier directivo medio necesita permiso de su superior hasta para ir al retrete. Cuando pasas del ámbito limitante que supone un cargo, algo por lo que cualquiera desvive, arrojas un mensaje peligroso:
Desprecias fehacientemente algo codiciado por un vulgo hambriento hasta de coordinaciones internas que ni se pagan.
Como suelo decir, por lo general cuando un cargo manda por pasión a la obediencia de sus subordinados, no es coherente, lo es porque necesita sentir un poder para compensar el sentimiento de insuficiencia y es nombrado a dedo, aunque sea a costa de prevaricar y el sujeto aceptarlo, la encomienda de derribar a un compañero que quizá lo valga, solo por la bendición que otorga el cargo para sentirse importante.
De esos digo: manda aquí lo que no le permiten en su casa.
En realidad son farmers, granjeros arribistas con mentalidad de ejecutivo agresivo. Están descontextualizados en su modo de actuar y en un entorno que por definición debería ser conciliador. A ti que no buscas la gloria sino hacer tu trabajo lo mejor posible, eso, lo de mandar, no te supone una aspiración porque sabes que la verdadera libertad es hacer lo que haces por mera convicción, más allá de buscar reconocimiento. No sólo no eres comprendido, sino que además se te rechazará, aislará, señalará y condenará. Cuando eso no tan sólo no te da miedo, sino que además tienes arrojo y recursos para contraatacar, directamente te conviertes en un objetivo. Eres un mal espejo para un sistema cuya única consigna es la mediocridad, la suficiencia y la gloria estéril por un pedazo de jardín en un chalé de pobre.
¿Merece la pena la recompensa?
Hay quienes por ese sueño son capaces de aceptar el encargo de incomodar. Gente para todo.
2-El reconocimiento. Si no esperas obtener reconocimiento por parte de la jefatura y de tus compañeros de aquellas cosas que haces bien, eres el enemigo porque no tienen con qué manipularte.
Vamos a definir el concepto de cadena de sumisión:
Es habitual en empresas públicas y privadas, más en las primeras que en las segundas, que lo que se entiende como familia, reacciona de forma solidaria ante uno o varios trabajadores que consideran que podrían suponer un problema, así que se les etiqueta como disidentes. Primero te muestran acogida y amabilidad. Meriendas, comidas, cenas, fiestas . ¿Tienes novia? Te proporcionan una. A medida que dejas claro que no te va el rollo sectario, la amenaza para la entidad recepticia, se cierran y empezarán a atacar. «Eres un desagradecido y un antisocial». Te hemos ofrecido lo que tenemos y nos has despreciado. Y digo yo: «No os lo pedí». Estos colectivos de presión inclusión/exclusión conmutativa asimilan erróneamente la neutralidad como una no adscripción hostil. No tienen con qué comprarte. Con nosotros o contra nosotros. Cerrado el test de intento de afiliación fallido, los residentes y los nuevos vendidos, entienden que ciertos comportamientos, ideas o forma de trabajar pueden comprometer su idiosincrasia, confort y aspiraciones, obligar a replanteamientos, poner al descubierto asuntos que hasta este momento se encubrían o sencillamente, captar adeptos internos, o sentirse obligados a trabajar más u obrar cambios. El concepto de familia en la empresa suele actuar en bloque. Cuidado con los disidentes delegados. Son parte del sistema. Utilízalos a tu favor.
El sistema basado en la sumisión a cambio del privilegio o la promesa de absolución, acoge o rechaza. No contempla el término medio.
Hablaremos de méritos con un matiz irónico. Es como la mafia, pero en sentido peyorativo, ya que las primeras están organizadas y son eficientes. No así las cadenas de sumisión, que parten siempre de un promotor con perfil sádico y psicopático. Cierto día hace unos anos e ignoro honestamente bajo qué presunción de confianza, un equipo directivo daba por sentado que mi esposa y un servidor manteníamos relaciones sexuales en el aula de ella y me tuve que poner serio: «Eso sóis vosotros, pero nosotros no tenemos necesidad de hacer cosas en una escuela cochambrosa teniendo más de una casa. Para nosotros, al contrario que para vosotros, la vida empieza a las tres».
De la cúpula de mando local parte la estrategia del día a día. Tu misión es observar, anular sus burdas trampas o neutralizar sus comentarios, bien con indiferencia, o contragolpeando de forma que lo noten.
De ahí hacia abajo son seres penosos, carentes de conciencia, despreciables, débiles, dependientes, o sencillamente miserables. Aparentemente normales. La cúspide manda y hay que acatar para agradar y justificar los privilegios. Dichos pseudo-líderes locales hacen luz de gas y se rigen por un pensamiento estándar, lo cual les hace ofensivamente previsibles. El Código Penal reza que:» la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento». Es una cadena tan solidaria como cobarde. Es tan fuerte como el más debil de sus eslabones. Luego no es invencible. Recuerda que el mal tiene un punto irracional que lo hace atacable.
En el terreno de lo emocional, independientemente de que no esté escrito, creo que ocurre algo parecido.
Cuando a alguien le proponen hacer mal a otra persona tiene que activarse por necesidad un resto de humanismo, por profundo que sea. Es la grandeza del ser sano en su interior: la empatía, la compasión, la búsqueda natural de la cercanía. Cuando ese fondo no existe hablamos de carencia de sensibilidad y de una patología mental. Porque la empatía como sentimiento, incluso si se trata de un desconocido, es natural. Hay muchos enfermos mentales en la calle, ostentando cargos y festejando una conciencia de normalidad. Y tristemente, personas muy valiosas en centros psiquiátricos. Algunas de esas personas no soportaron el acoso y dejaron de brillar porque acabaron en un bucle fatal de medicación anestésica, o nos dejaron antes de hora.
Dos elementos nos salvan de perder la cordura.
Son el amor propio y la no dependencia emocional. Sé más malévolo que tu acosador y más piadoso que un santo. Luchar desde dónde otros se rinden y no dejarse condicionar con criterio.
Veamos las situaciones clásicas de acogida laboral por parte del personal unido.
Miembros residentes consolidados.
Pueden compartir la misma antigüedad, o llevar en las empresas los años y méritos suficientes para formar parte del staff de la casa. Algo por lo que luchan encarnizadamente y un honor por el que se rendirá pleitesía al benefactor. El tiempo dirá hasta cuando, con qué límites y en qué circunstancias. He visto a compañeros, incluso a un amigo de la vida, venderse por un menú escolar y aceptar formar parte de una cadena agresora porque estaba condicionado. Llegaba tarde al trabajo y tuvo que acatar. Ya no es amigo.
Miembros residentes consolidados en situación de separación interna, pero hermanados ante la externalidad.
Pueden proceder de un personal que anteriormente estaba unido y por las circunstancias se produjo un cisma interno y se establecen bandos. Sin embargo, se produce ante el externo o persona de reciente entrada, un hermetismo proteccionista en virtud del cual, hay que ocultar ciertas movidas irregulares, tratos de favor, asuntos encubiertos, etc.
Acogida de reciente entrada que pasa el examen de aceptación.
Cuando los nuevos pasan el examen de actuación o ritos de passe, amplían la familia y forman parte de ella. Desde el momento que obtienen el beneplácito, sentirán que son parte fuerte de la organización y se felicitarán porque podrán recibir prerrogativas, privilegios y además, siguen el guion oficial woke, crean o no, saben que es una clave para parecer profesional de hoy en día, comparten ideas políticas, sociales o profesionales que forman parte consolidada de un discurso oficial que no por ello, significa que sea legítimo y viable.
La duplicidad rechazo-cooptación estratégica.
Se puede rechazar o hacer el vacío a alguien que se considera complicado/a como una forma de ejercer presión, con la esperanza, por parte de la organización, de lograr una sumisión disuasoria. Puede ser un golpe de autoridad, una invitación a un cambio de forma de pensar o proceder, la concesión de un privilegio concreto como contraste. Este recurso se suele utilizar ante la interpretación de que esa persona a la que se rechaza, acabará claudicando para conseguir un clima de cercanía, ser aceptada definitivamente para que cese el malestar.
El mediador del golpe de estado empresarial.
En ocasiones, el recién llegado, o agente crítico, puede ser contemplado como posible objeto mediador inconsciente de un plan de confrontación entre los dos bandos senior de ese sistema que lucha por un cambio de poder. Si un día te hacen mucho caso aquellos que hasta ahora te ignoraban pregúntate:
¿Qué quieren de ti?¿Estás en medio de un complot?
Observa, extrae información, créales la ilusión de que van a conseguirlo. Está bien si al final les dejas que corran con lo suyo.
¿Y si su plan es incluso más atractivo por el resultado para ti que para ellos, pero lo ignoran?
¡La estrategia es apasionante!
Tratar de humillar desde la comparación.
Otro sistema para desgastar y someter es la comparación: siempre hay un compañero/a de turno al que establecen como comparativo para desprestigiar tu trabajo. ¡Enhorabuena, pues!
El elemento crítico ya entra en la empresa con una marca. Lo que vengo en denominar la llamadita.
A veces me lo han reconocido, nada más llegar. «Nos han dicho que eres problemático, incluso peligroso». Y respondo sin ambages que: «Si, así me consideran las empresas y personas que quieren tener problemas conmigo. Problemático porque no me dejo comprar y peligroso para quienes buscan molestarme, en sentido legal. Aquel que quiere tener problemas acaba encontrándolos. Es algo así como una profecía autocumplida para quién se empeña. ¿Vamos a tener problemas? La cadena de sumisión que fracasa pasa el relevo a la empresa sucesoria que hereda la misión. Son tan lelos, que no se dan cuenta de que al decir que si, se están haciendo responsables de los comportamientos y consecuencias derivadas. Entre la razón y la conveniencia real median el miedo, una recompensa atractiva, o ambos a la vez.
Rechazo por conducta desafiante, ideas propias o por haber comprometido a un cargo oficial o jefe anterior.
En ocasiones, no pelear no es una opción y vas a tener que encarar.
Puede ocurrir que los miembros de la cadena, dejan de colaborar porque no consideran correcto lo que se está haciendo con aquellos compañeros a los que se molesta. Serán aislados, perderán sus privilegios o derecho a la promesa y una de tres:
1-Regresan al seno del grupo represor porque no soportan el vacío a pesar de saber que lo que hacen es ilegítimo. Dependencia.
2-Cambian de destino o promueven medidas: sensato.
3-Pasan a ser otro elemento atacable de la cadena de sumisión y si no toman medidas, acaban mal porque no sólo a base de defenderse se conserva la salud. El desgaste es grande y de vez en cuando hay que golpear, técnicamente hablando. Pasividad.
Personalmente, prefiero contraatacar deliberadamente a la cadena de sumisión, como estoy haciendo hasta cada cierto tiempo cuando ocurre y de otras maneras que me guardo y funcionan.
Hay años mejores y otros peores. ¿Denuncia cuando ocurre?
Creo que el carácter psicopático de quien pone por delante bienes, privilegios, expectativas o incluso la propia supervivencia tiene grandes límites, aunque lo cierto es que se nutre del ruego y la debilidad del afectado. Allá dónde lo encuentre. Así que recomiendo resistir y a la vez, detectar cualquier tipo de irregularidad que pueda hackear la cadena de sumisión. Como dicen en el argot pugilístico: varía la guardia, esquiva y golpea. Sé indolente ante la autoridad impostada. Sólo se nutre del ego y ese factor es fácil de anular, ya que con el mejor sentido, sólo seguirás preceptos congruentes.
Si luchas y mueves bien las piezas del tablero también te puedes divertir e igualas, incluso superas el nivel.
Tu también puedes poner emboscadas sobre la que te han preparado. Se basa sencillamente en racionalizar el ángulo muerto que dejan libre en su burda planificación. Cazador cazado. Relacionado con la teoría del caos. Si unes a un equipo de expertos contrastados conseguirás un equipo infalible en lo que se proponga, pero si unes a un conglomerado de chapuceros movidos más por las ganas y la apetencia de sadismo, el resultado siempre será errático de forma inversamente proporcional al propósito y directamente proporcional a su incompetencia.
¡Es más sólido y divertido contrarrestar las trampas con otras evidencias visibles!
Cuántas veces me han llamado gordo, o que los gordos visten de negro. Gente hipotéticamente con un nivel, una educación. O movilizado a alumnos y familias contra mi. Y luego, cuando esas personas vinieron a hablar conmigo vieron que de haber venido directamente hubieran obtenido una respuesta de primera mano.
Es que pertenecer a una familia parece conllevar la licencia para ser gracioso.
Ahora bien, también en ciertos momentos les aconsejo leer un libro por semana, por ejemplo. O también lanzar sobre la mesa evidencias que reflejan su nivel de aborregamiento, incultura o cuán atrasados van en tecnología cuando creen estar en la vanguardia…o cuán mejor vivo mejor que ellos. No lo haría gratuitamente, pero si ha sido necesario y como contestación a una impertinencia, si.
La educación no ocupa lugar.
Cuando me estabilizaron en el estatuto laboral me decían que era un funcionario de segunda, a lo que respondí que si se hubieran molestado hace diez años en analizar la ley, se habrían ahorrado un importante esfuerzo para llegar al mismo punto. Y la astucia siempre ha sido un valor, eso sí, exclusivo, de las personas inquietas y despiertas. ¿Es reprochable estar despierto mientras los demás duermen? Mi familia también me lo decía: tienes que sacar oposiciones y digo yo: ¿Para qué hacer una oposición si total, la ley infringía un precepto superior establecido por la Unión Europea? No se puede desacreditar un valor. Unos escuchan lo que dice la mayoría, siguen los cauces establecidos y luego se lamentan. Otros nos tomamos nuestro tiempo, somos pacientes. Nos alejamos del ruido, pensamos por nosotros mismos, sin condicionamientos y extraemos nuestras propias conclusiones. La mayoría de veces con acierto.
El pensamiento estratégico. Cuando una pieza puede desequilibrar un sistema.
Ser estratégico nivela la situación y en el mundo de la trama, un número superior de miembros, en función de la teoría del caos. Permitidme la reiteración pero es importante: se puede obtener como producto una resolución directamente proporcional al tamaño de lo obtuso de la mentalidad de los miembros de esa cadena. No nos engañemos:
¿Quién en su sano juicio acepta ir contra un desconocido sólo porque se lo manden?¿Hay mayor signo de demencia en apariencia de normalidad?
En este momento es cuando suelo aclarar que: » Tal personaje que me ha perseguido ha fracasado cada vez y con él, sus colaboradores. Aquellos mandos y compañeros que han aceptado, por miedo, por rabia heredada, envidia y otros, que han formado parte de aquellas cadenas de sumisión han fracasado con él. Y el único que se salvó, permanece en el cargo que le proporcionaron cuando me creían perdido, en situación irregular, en depende de mí». Lo triste es que en lugar de reflexionar, se tiran de cabeza, con lo cual, parece ganar más el argumento de mucho que perder, que el de algo de ganar…y el de la psicopatía.
Afrontar la presión de una cadena de sumisión es una guerra fría y sucia.
Puede no mediar la más mínima ofensa y el trato ser de lo más formal y cordial entre los miembros de la cadena de sumisión y los rechazados, señalados u objetivos. Incluso bajo la apariencia de la mayor educación, en la que debes manejar la situación con una agudeza especial para saber por qué se dice o hace algo. Comentarios despectivos, ignorar, emboscadas.
¿Qué es una emboscada?
Es una situación promovida desde cualquier eslabón de la cadena de sumisión o sistema corporativo agresor, coordinada para crear una situación de peligro, o de compromiso para el agente objetivo con la finalidad de provocar un accidente, dejarla en evidencia con total indiferencia y falta de respeto por los elementos pasivos que pueden sufrir lesiones físicas o emocionales que se han contemplado como daños colaterales necesarios para cumplir el objetivo. Si lo ves venir puedes revertir los efectos y crear a su vez, valga la redundancia, un efecto boomerang hacia los planificadores y colaboradores necesarios de un plan.
Pongamos un ejemplo:
A, que trabaja en una empresa de seguridad, va a lo suyo y no se presta a la dinámica de comidas fuera de horario laboral con jefes, el buen rollo de postín, ni se deja comprar, es enviado a controlar un evento en el que se sabe o se prevé por la naturaleza del público que concurre que ocurrirá algo, un incidente. En lugar de proporcionarle los refuerzos necesarios, le dejan en la peor zona y en un tumulto incontrolable, dos personas mueren y ocho salen heridas de diversa consideración. ¿Era previsible? Sí. Luego la falta de escrúpulos de la ejecución de la encomienda, la emboscada, por parte del mando local le hace responsable de los muertos y los heridos. ¿No se dan cuenta? Ya os digo que no.
¿Qué nivel de presión sufre el primer subordinado de la cadena de sumisión, o mando local, que es incapaz de ver que la responsabilidad de lo sucedido no es imputable al operario, que ha hecho lo que ha podido y que consciente de lo que podía ocurrir solicitó los refuerzos y se los negaron?
Siempre pongo el ejemplo de la gran película Sérpico, protagonizada por Al Pacino. Sidney Lumet, 1973. Muy recomendable.
Estas cosas, esos niveles de corruptela y los patrones son consustanciales a diferentes estratos de cooperación. Conductas organizadas para causar un perjuicio por parte de alguien con insensibilidad e indiferencia hacia terceras partes implicadas que pueden sufrir daños. Ocurre en muchos sectores de actividad profesional. ¿El fin justifica los medios? Depende de lo que se juega el elemento de la cadena comprometido o vendido a cumplir por devoción, de sumisión que acepta el encargo a nivel ejecutivo.
No hay navaja de Ockham.
Por desgracia, la falta de ética, el proceder de forma irresponsable e intencional ante el riesgo altamente viable de ese incidente, responde a la maldad y está demostrado que la inteligencia y la maldad no son ni primos lejanos. Por tanto, la maldad y la estupidez andan juntas de la mano y son perfectamente compatibles.
Siempre digo que un cargo no me dice nada.
Y si hay que atacarlo, lo hago. Hay valores mucho más allá de tratar de afirmar un mandato de forma servil estableciendo un balance de gestión de comportamientos y recompensas
La cadena de sumisión puede activarse porque el mando intermedio tiene algún documento colgando, alguna irregularidad, un encubrimiento, una aspiración. Hay mucho que perder. Vivimos en un sistema que hace prisioneros.
La necesidad potencia la tendencia a la corrupción.
El límite es la ética. Y esta se manifiesta cuando asumes que el día de mañana puedes cambiar de trabajo, siempre que sea porque lo quieres hacer y que ese momento lo definas tu. El día que me canse de compensar trampas y de arrear puyas a diestro y siniestro, cambiaré de trabajo. Hoy por hoy, la conclusión, en los puestos de trabajo en los que más o menos, se puede desplegar la actividad con tranquilidad, veo viable mantener la vocación y es esta misma la que cada vez me ha llevado a defender lo justo.
La paloma mensajera.
Es una figura clásica. Alguien a quien consignan acercarse a ti y ganarse tu confianza obtendrá una recompensa. Puede sacarse provecho a este recurso. Algún día os lo contaré. Es el intraneus perfecto para transmitir lo que quieres que llegue: por ejemplo, a lo que se expone el puesto de mando en la cadena de sumisión…a la que por orgullo y conciencia no te allanas.
La propuesta del mando superior.
El mando superior pondrá sobre la mesa el problema y una solución, de la cual depende la continuidad en ese mando intermedio que coordina la empresa: el cumplimiento de una promesa, o en caso de incumplimiento, una sanción consistente en poner al descubierto aquella irregularidad, corruptela, perder el cargo, un traslado, etc. Bienes que estarán en juego para quien no le quede más remedio que aceptar la cadena de sumisión, o sucumba ante un premio irresistible. ¿Un cargo? Desgraciadamente la mayoría acepta y así lo he vivido. El comendatario de la misión que gestiona de forma local la cadena de sumisión se encargará de ofrecer recompensas como poder salir antes del trabajo y ficharles la propia dirección en diferido, días libres fantasma, etc.
Bajo la cadena de sumisión se está negociando. Siempre hay un incentivo y un miserable dispuesto a aceptarlo.
¿Y si la persona a la que se rechaza no es dependiente a nivel emocional y se la trae al pairo que le hagan caso o no?¿ Y si no se deja comprar?
En ese momento el sistema se declara impotente para someter al trabajador/a que considera oficialmente una amenaza por los cauces normales, y se inicia la cadena de sumisión coactiva. Es el momento en que de forma solidaria y al son de las consignas que marca la autoridad que les brinda los privilegios históricos, se activa la estrategia de destrucción, el mobbing, ya que lo que entendemos como intentos de compra ha fracasado. Se inicia la fase errática y letal para la cadena de sumisión. Es la parte más violenta, aunque no siempre se manifiesta de forma explícita. (Ver apartado anterior: emboscadas).
¿En qué consiste la compra?
Algo tan simple como la adulación, asignar trabajos a alguien para que tome conciencia de relevancia, quien dice cargos, privilegios horarios como retrasos tolerados, ausencias encubiertas, reducciones, elusiones de reuniones o controles de asistencia benévolos suelen ser el caramelito al que se prestan. Una persona íntegra rechaza la propuesta mal le suponga ser igualmente excluida de la familia o cadena. Ya os digo que son los mínimos.
¿Has vivido una situación de este tipo?¿ Estás viviendo una realidad similar actualmente?
Puedes compartirlo en la zona de comentarios.
Un posición incorruptible. Garantía de sufrimiento pero de integridad de conciencia.
Siempre he preferido asumir las consecuencias de un retraso, que me cobren un día de asuntos propios si no entra en catálogo, o la aceptación de un error dando la cara, si así ha sido y lo reconozco. Así, jamás te podrán comprar.
Cierta vez y para evitar un mal mayor, salí por la barrera a media mañana.
Asumí la sanción leve, pero no la oferta de que podía tomarme unos días libres extraoficiales, más cuando la situación la había provocado la cadena agresora y me lo envió en whatsapp el beneficiario de un cargo. Al no aceptar ese privilegio, «Puedes tomarte unos días si lo necesitas». A lo que respondí «Mañana estaré a la hora en el puesto de trabajo». No cayó bien. No tardé en vérmelas con el promotor de la cadena agresora. «El promotor de la cadena me ha dicho que te vigilemos» Esgrimió la dirección. Gané igualmente. Ya me había enfrentado a esa persona. Conocía sus fisuras y la ética no era uno de sus superpoderes. De hecho aún guardo unas perlillas por si llega un momento estelar. Un ignorante protegido con un cargo que sólo veía el agujero del donut. Lógicamente perdió en todos los enfrentamientos directos…y en los indirectos también…Algún día os contaré… El caso es que siempre le miré a los ojos y nunca retrocedí. De vez en cuando le mapeo a quién se expone, a quien acepta sus encargos: «si tienes algún papel mal tramitado, algo que no cuadre, o asunto no resuelto por ahí te van a estrangular y tendrás que aceptar». O no…Pero la estupidez no tiene límite. Es como restarse all in cuando sabes que el oponente no va de farol, y pudiendo detenerte, supongo que cegado por el miedo, la recompensa potencial y la obligatoria dosis de estupidez, vas con todo ???
De aceptar, a partir de ahí irás contra mi, y yo tendré como mínimo, que defenderme. La gente dejará de hablarme y/o se distanciará y te convertirás en un incordio. Ya nada será como antes. Estoy acostumbrado.
El precio para el agente de sumisión frustrado, la sentencia, es la miseria de la conciencia. Igual siguen en su cargo, el tema es el precio que tendrán que asumir y con la mejor suerte para ellos, haber aprendido que no todo el mundo se arrodilla. La conciencia es un juicio del que nadie escapa tarde o temprano.
No te vendas porque el precio lo arrastrarás hasta la tumba. La conciencia castiga con dureza. Tarde o temprano.
No sufras en silencio. Si ves que la situación te vence, busca ayuda. Te dejo unos enlaces de soporte al pie de este post.
DEDICATORIA.
Dedico este post a las personas que han sufrido cualquier género de mobbing, que actualmente lo estén pasando mal, no sepan como actuar, o que al sentirse solas y en depresión, hayan tenido que recurrir a las benzodiazepinas para salir al paso de malas ideas. Hay otras vías de mantenerse activos y siempre desde el arrojo, la valentía y el amor por el trabajo vocacional. Igualmente un ánimo a aquellas personas que aún pueden volver a brillar, porque tienen mucho que aportar y un fuerte abrazo a los familiares de aquellos grandes Seres que víctimas de la presión malévola e ignorante de despiadadas cadenas de sumisión, vieron deteriorada su salud hasta perecer, dejaron de ser funcionales para ejercer la profesión, o tomaron la triste decisión de poner fin a su sufrimiento y lamentablemente nos dejaron antes de hora. Sé algunos casos de esto último.
Confía en un buen Psicólogo/a laboral. Te aportará estrategias y el lado del sufrimiento se polarizará hacia los infractores.
Decía Séneca que:
La corrupción no es cosa de los tiempos, sino de los hombres.
O Juan Pardo en su legendario tema:
Me dejaréis morir,
para escuchar mi llanto
Y para verme sufrir, sonreiréis a mi canto,
pero nunca entenderéis a mi guitarra...
Se me ocurre otro del mismo intérprete:
Quién es el loco que me dice que estoy loco,
Quién no ha tenido un cartel a sus espaldas.
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Referencias:
¿Sientes que estás agotado por el estrés defensivo? ¿impotencia emocional para afrontar?¿Has dejado de funcionar o tienes malos pensamientos y signos de conductas autolíticas?Si te resulta imposible gestionar emocionalmente el acoso laboral que sufres (emboscadas, amenazas, comparaciones, humillaciones, ofensas, vacío, acoso de género, cuestionamiento profesional injustificado), te facilito un enlace oficial:
https://www.youtube.com/results?search_query=suicidios+por+mobbing
Conoce a la Coach Yolanda, de Atando Cabos y descubre nuevas estrategias en un entorno tan relajante y abierto como el mar y una dinámica sólida y serena:
https://subscribepage.io/Autoevaluacion
(Fuente imagen de portada: Jerwin Thomas. Pexels.com)
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