¿Qué es la compartimentación en el ahorro? Definición.
La compartimentación en el ahorro es un sistema de apoyo a la labor de presupuestado sobre los ingresos que percibimos, a fin de depurar un Disponible Neto Mensual, y de ahí, un Disponible Neto Diario. Es un principio activo de base racional muy acertado.
¡Recuerda la fórmula del ahorro!
Hallar primero el disponible neto mensual o X absoluto. Y al dividir ese valor depurado entre los días de cada mes, obteníamos el Disponible diario o X(d)
En primer lugar vamos a definir el papel de la compartimentación en el ahorro.
Se trata de una estrategia orientada a reducir el impacto de los gastos y cobros regulares en nuestra cuenta, a fin de mantener el saldo estable.
Funciona del siguiente modo:
-Asignamos un sistema de destino específico como pueden ser cuentas particulares, sobres o sencillamente conceptos en una cuenta.
-Cada mes asignamos una cuota mensual a cada gasto de impacto previsto.
Por ejemplo:
Marcos paga en diciembre la cuota anual de su seguro de automóvil. 600 euros. Antes de aplicarse en la compartimentación se enfadaba mucho porque nada más cobrar la extra, le venía el palo y al no controlar la línea de gasto e ir al día, una buena parte de la extra le volaba en un instante. Al no resultarle agradable esta situación, decidió ponerse manos a la obra. Estableció una cuota de 50 euros mensuales. Así las cosas, cuando llegaba el momento de la liquidación sus cuentas se mantenían estables y la paga extra quedaba íntegra.
¿Qué dificultades presenta aplicar la compartimentación en el ahorro?
La consecuencia habitual es que los gastos no se prevén. Se conocen, pero al vivir al día, siempre llega el momento del sablazo y nos coge desprevenidos. Dicha falta de previsión siempre supone un menoscabo a unos números de por sí restados. Ya se sabe, los malos hábitos se transfieren de los micro-gastos a los grandes.
Al ir justitos, una de dos, o no se ahorra y se pierde mucha energía financiera, o en un mandoble de un pago abultado y un imprevisto, se acaba recurriendo al crédito.
Recurrir al crédito por falta de disciplina y previsión acarrea acabar sufriendo la merma del capital básico y los elevados intereses de demora.
Luego, añadimos el dinero que habríamos ahorrado el tiempo que luchamos contra la deuda.
Sin duda alguna, salir del apalancamiento como criterio para cubrir la mala gestión es una urgencia.
Quedará muy claro en otro caso práctico.
Jerónimo no calcula sus gastos. Es un consumidor emocional. Su forma de interactuar con el dinero es muy elemental. Sólo conoce el dinero plano, por lo que si tiene 20 euros para vivir al día, eso es lo que gasta. A menudo se excede para dar sentido a ciertos días, suele dejarse arrastrar por compras por impulso. Total, que su ahorro es cero. Resulta que llega el pago del seguro que Marcos liquida sin sufrir viendo como sus cuentas se mantienen tranquilas. Por contra, Jerónimo, ve como su paga extra se reduce a la mitad. El resto se lo pule en unas Navidades a full. Le viene una multa de tráfico inesperada de 300 euros por hablar con el móvil mientras conducía. Un familiar le lega un bien y debe pagar 3.000 euros para tramitar su aceptación. Al no tener nada, tendrá que recurrir a la tarjeta de crédito. Está claro que si no cambia su sistema tardará mucho en paliar esa deuda y las que en cadena surjan de mantener esa caótica conducta.
La dificultad número 1 de la compartimentación en el ahorro es que exige que la elaboración del presupuesto sea realista y muy afinada.
Cuanto menos margen se deja a la improvisación, mayor ciencia y tranquilidad.
Eso significa contar con todo.
Establecer cuotas para cuanto gasto sea previsible. Incluso las vacaciones pueden programarse. El caso es que tras una presupuestación correcta, el Disponible Neto Mensual y Diario se pueden cumplir porque el trabajo se ha realizado con rigor. Las sorpresas nos cogerán armados con fuerza de caja.
La dificultad número 2 de la compartimentación en el ahorro reside en la disciplina y en la lealtad al plan.
¡Está demostrado que funciona! Especialmente al principio, las cantidades que se ahorran pesan más por el valor moral y la animación que reporta para la seguridad y la confianza que las cosas se hagan bien, que por la cuantía. No obstante, en unos meses esas cantidades ya tienen un tamaño y lo más importante: los hábitos se han automatizado y la persona experimenta la transición de un consumista descontrolado a un hábil administrador de sus finanzas personales.
El siguiente paso es la inversión. Las competencias sentadas son transferencias positivas.
¿Qué valores y repercusiones garantiza la compartimentación en el ahorro?
Pequeñas provisiones adelantadas confieren valores como seguridad, animación al ahorro y confianza como gestores. Pasamos de una indisciplina y de no acotar, a cultivar y disfrutar de los resultados de aplicar actitudes propias un administrador responsable y experto.
Hay dos velocidades en el proceso de consolidar una buena compartimentación en el ahorro.
Al saber con que cuentas, se produce una retención del saldo por las correcciones aplicadas.
Vemos que el dinero no se mueve. Antes palmábamos la nómina entera y ahora, tras acotar y aplicar correcciones y mantener la lealtad al plan, hay dinero en la cuenta y a fin de mes, estamos en positivo.
Esa estabilidad nos anima a dar un paso más, ya que al gastar menos y comprar mejor, el aumento de Disponible diario nos permite dar un paso más en lo que llamo habilidad en caliente o capacidad para tomar una decisión de inhibición, control o contención, ante un gasto ante el cual antes habríamos sucumbido. Al cabo de seis meses tal vez tengamos mil o dos mil euros de blindaje. Y además, cuando llegan las liquidaciones, el dinero está ahí preparado.
Suele ocurrir que el ahorro como hecho es más fácil de asentar cuando se establece un plan científico y el compromiso real para cumplirlo. Si funciona…¿Por qué ir contra ello?
Los momentos más complicados de la compartimentación en el ahorro se producen porque el día que tomas la decisión de poner en marcha las enmiendas y diseñar un buen plan, no es 1 de enero. Y en ese momento, tratas de programar la cuota pertinente a cada gasto puntual previsible. Al venir calendarizados esos pagos en diferentes fechas, las primeras cuotas son más elevadas porque el tiempo disponibles desde el día de inicio de puesta en marcha son variables.
Laura se encuentra en marzo.
Se propone activar el plan de tranquilidad y tiene en mayo el pago de los residuos urbanos, el seguro del coche en julio, el IBI en noviembre, el seguro del coche en diciembre y quiere preparar un fondo para las Navidades. Así que las cuotas para los pagos más cercanos este primer año serán menores y más elevadas en cantidad.
Por ejemplo:
Residuos urbanos e incineradora: 210€/2 = 110€.
IBI: 250/8 = 27,7€ al mes.
Seguro del coche = 320/10 = 32€ al mes.
Navidades guays = 400/10= 40€ al mes.
Así las cosas, empezando en marzo con aplicación de cuotas iniciales desde ese mes, tendrá que guardar las calculadas cantidades cada mes hasta la primera liquidación de cada concepto.
La programación se hace fácil inmediatamente después de cada liquidación.
Esto significa que al haber pagado cada concepto la primera vez, la compartimentación se descomprime y el número mensual se relaja. Además, Laura calcula catorce pagas, no doce anuales. Con lo cual, la cantidad global anual es la misma, pero a presupuestar cada mes arroja un resultado más favorable, porque el disponible mensual y anual es más amplio.
Residuos urbanos e incineradora: 210€/14 = 15€ al mes.
IBI: 250/14= 17,8€ al mes.
Seguro del coche = 320/14 = 22,85€ al mes.
Navidades guays = 400/14= 28,5€ al mes.
Reparaciones del automóvil = 400/14= 28,5€ al mes.
Previsiones para derramas= 500/14= 35,71€ al mes.
¿En qué ha mejorado sus números Laura?
Al haber realizado esta compartimentación calendarizada a catorce pagos o cuotas, lo que hará Laura es guardar cada mes como concepto adelantado un total de: 148,36€ al mes. Al haber ampliado sus números, puede permitirse aumentar la previsión sin notar prácticamente nada en sus cuentas.
A ello sumar gastos regulares como:
Compras de no perecederos, gasolina del mes, hipoteca/alquiler, seguro médico mensual, cuotas de créditos si las paga.
Y ya, sobre esta base de certeza, lo que sobra queda disponible para aplicar el ahorro automático o Y diario (10 o 15%) sobre el disponible diario (Xd) y luego afinar los gastos quedando el resto de saldo ganado por habilidad o Z como ahorro acumulativo.
Conclusiones:
-La compartimentación en el ahorro requiere habilidades frías, tibias y en caliente. Es un proceso sujeto a constante vigilancia y control por parte del administrador.
–La esencia de esta figura es la previsión que se regula en dos tiempos de establecimiento de cuotas, programación atenuada a 12 o 14 pagas y cuya finalidad es hacernos la vida económica y el ahorro no tan sólo posibles, sino más fáciles, seguros y con capacidad para brindarnos a medio-largo plazo la posibilidad de plantearnos invertir.
–Nunca es tarde para empezar y los resultados compensan.
–Cualquier persona puede hacerlo. Es una competencia relativa que hace que, de aplicarse bien, una persona con recursos estándar sea más rica en actitud que otra con más patrimonio, pero que no acota ni realiza previsiones.
–La motivación la brindan la paciencia para valorar los pequeños resultados y la constancia de multiplicar sus efectos con la habilidad para tomar las mejores decisiones de compra y retención.
–La lealtad al plan es lo más complicado al principio cuando los malos hábitos se consolidan con el tiempo, pero nace cuando llega el día en que, hartos de hacer las cosas mal y de ver como a otros les funciona, decidimos apuntarnos al club de los buenos gestores.
¿Te animas?
¡Tan fácil como te lo he contado!
Sigue el ciclo temático y accede a todos los artículos:
Del micro-ahorro a la tranquilidad: Presentación y Contexto (I)
Ahorro y 5 preguntas clave. (II)
Actitud y ahorro. Salud, motivación y cultura financiera. (IV)
Presupuesto, correcciones y ahorro. (V)
Ahorro y rendimiento. Fórmula de 3 componentes. (VI).
Desglosando la fórmula. Ahorro y rendimiento. (VII).
Los 5 enemigos del ahorro (VIII)